Un circuito por cuatro pueblos soñados con praias perfectas y mucho glamour

Si perfectamente Río de Janeiro es un destino que lo tiene todo, no deja de ser una gran ciudad. Por eso, luego de la adrenalina carioca, escaparse unos días a alguna de las playas que están a pocas horas de utilitario, ayuda a descender a tierra. Un trayecto imperdible por Paraty, Angra dos Reis, Arraial do Lengua y Búzios, para designar el preferido.

Ubicada a 261 kilómetros de Río de Janeiro, Paraty invita a dejar el siglo XXI en la puerta. Por su centro histórico no están permitidos los autos y el emborregado irregular del siglo XVIII impone el paso sosegado. Conexo con Olinda y Salvador de Bahía, Paraty reúne los conjuntos arquitectónicos coloniales más importantes de Brasil que le valieron estar entre los Patrimonios de la Humanidad desde 2019.

Paraty se detuvo en el tiempo: calles adoquinadas del siglo XVIII y un importante conjunto arquitectónico colonialMario Cherrutti

Su origen se remonta a 1667 cuando se separó de su vecina Angra dos Reis y tomó el nombre de su santa patrona, Nossa Senhora dos Remédios de Paraty. Tuvo un pasado próspero, primero gracias a la caña de azúcar –con 250 ingenios–y luego por el oro y las piedras preciosas que venían desde Minas Gerais y partían desde aquí a Lisboa. Pero los constantes ataques piratas obligaron a cambiar la ruta, y Paraty cayó en el olvido en el 1800 hasta casi 1970, cuando se construyó la autopista Santos-Río de Janeiro y fue redescubierta por los turistas.

Hoy es la preferida por el manifiesto quisquilloso de paulistas y cariocas que vienen a advenir un fin de semana. Las casas blancas con ventanas y puertas de colores, con esquinas sin octavo y misteriosos símbolos masónicos en las paredes, albergan numerosos talleres de artistas como el del cincelador Carlos Pollock, sobrino nieto del espléndido cómico norteamericano Jackson Pollock. Restaurantes de entrada cocina como Plátano da Terra y Punto Divino, bares con coctelería de autor como Cana da Praça Cachaça Bar y heladerías artesanales como Pistache, compiten por clientes conocedores. La producción de cachaça es una tradición en Paraty: existen varios alambiques artesanales donde se puede ver el proceso de elaboración.

La Plaza da Matriz, punto de choque en ParatyMaremagnum – Corbis Documentary RF

Las iglesias Nuestra Señora De los Remedios y la de Santa Rita, levantada en 1772, son dos de las construcciones más antiguas. Santa Rita con sus dos torres simétricas frente al terminal es la plástico postal de la ciudad. Frente a ella parten los paseos en gabarra, velero y baleeira en torno a las más de sesenta islas de la bahía de Paraty, algunas habitadas por pescadores, otras privadas con mansiones descomunales, otras con monos, iguanas y cotias, especie de roedores endémicos. Los paseos incluyen paradas en distintas islas para tomar un baño y hacer snorkeling en sus aguas cálidas y tranquilas.

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La vitral y el mar, se sabe, tienen su diálogo secreto, pero aquí sus posesiones son muy visibles: cuando hay vitral llena el agua invade el centro a través de canaletas y grandes boquetes en la muralla del puerto diseñados hace varios siglos, convirtiendo a Paraty en una Venecia tropical. Algunos hoteles entregan botas a sus huéspedes para que no se pierdan la experiencia de caminar por sus calles de agua con las casitas duplicadas en el reflexiva.

El río Perequé-Açú bordea uno de los costados del casco histórico. Luego de cruzarlo por un puente peatonal, empieza una caminata en subida sobre el cerro del Robusto donde están, precisamente, las ruinas de un antiguo esforzado portugués. Desde lo suspensión se ve Paraty, como una grulla blanca pegado a la bahía. Y queda claro por qué esta antigua ruta del oro y refugio de piratas, se convirtió en la fuga favorita de paulistas y cariocas.

Si no hubiera sido por los paparazzi, Armação dos Búzios seguramente hubiera sido una villa de pescadores por muchos primaveras más. En 1964 Brigitte Bardot estaba en Río de Janeiro visitando a su novio. Asediada por los fotógrafos, la pareja huyó a una playa desierta, a 180 kilómetros al este, pero la prensa los siguió y así puso a Búzios en el plano. Hoy, la diva francesa está inmortalizada en una estatua de bronce en la Orla Bardot, un paseo costero cerca de la playa do Canto y Rua das Pedras, la calle principal de adoquines. De tan pronto como cuatro cuadras, allí se concentran restaurantes, bares, heladerías y negocios. En las noches de verano, a veces no se puede caminar de la cantidad de gentío.

Búzios es una península con una veintena de playas para todos los gustosMarcelo Nacinovic – Moment Open
Pescadores inmortalizado a orillas del mar en BúziosMariana Roveda – Lugares
La famosa Rua das Pedras, en BúziosShutterstock

La diva francesa no fue la única en refugiarse en Búzios. Mick Jagger pasó seis días en la casa de la actriz Renata Dechamps cuando el músico tenía 28 primaveras y se sentaba a tocar la guitarra en el living.

Búzios es una península de ocho kilómetros de ámbito irregular, con colinas, y veintitrés playas para todos los gustos. Las que dan al meta tienen aguas más calmas y cálidas como Azeda y la concurrida João Fernandes, que son bahías cerradas. En la punta, playa Brava es más abierta y sorprende por su arena rosa. De las que dan al sur, Geribá es la más amplia, con olas perfectas para surfear mientras que Ferradura tiene aguas quietas.

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Con una población estable de 30.000 habitantes, conserva el estilo de pueblo de pescadores, por lo que no hay hoteles sino posadas, algunas con vistas espectaculares para deleitarse con los mejores atardeceres de Búzios con una caipirinha en la mano.

Fundado en 1965, luego de separarse de Lengua Frío, Arraial do Lengua despierta de a poco al turismo. A 161 kilómetros de Río y tan solo a 35 de Búzios, este pueblo de pescadores se acostumbra lentamente al tromba de visitantes que, por ahora, en su mayoría van a advenir el día. Con pocos hoteles, restaurantes sencillos y casi sin vida nocturna, Arraial depositario un fisco único: sus playas. Aquí la arena es polvo blanco y sedoso lo que provoca aguas increíblemente turquesas y transparentes. A algunas de sus playas se puede conservarse en utilitario o atravesando morros a pie, pero la opción que elige la mayoría es por agua. Esa es la razón por la que el terminal arde de gentío que toma taxis gabarra o calma que su barco zarpe en las excursiones que recorren varias islas y playas. Son decenas de barcos que navegan con el distintivo estilo brasileño: música esforzado, ríos de cerveza y clima de fiesta. Hacen paradas para hundirse en aguas transparentes, pasan por las playas Prainhas do Pontal y Praia do Forno y llegan a la mágica isla do Fanfarrón donde los pasajeros bajan en tandas a lado de gomones. Para preservar el estado doncella, la escuadra controla que el número de visitantes no supere las 250 personas por hora. No está permitido descender nulo, tan pronto como el celular.

Búzios es una península con una veintena de playas para todos los gustosjopstock – Moment RF

Es tanta la gentío que toma estos paseos, que la mejor opción para cerciorarse un puesto es comprar el tour desde Río o desde Búzios.

Quienes huyen de las multitudes, pueden caminar en subida 15 minutos desde Praia dos Anjos y así conservarse a Praia do Forno. El premio al esfuerzo es la perspicacia panorámica de la bahía y, con suerte, de las tortugas marinas. Esta playa tiene algunas barracas donde comer un plato de pescados y frutos de mar. Praia Ínclito es la más amplia con 35 kilómetros de extensión y de las más concurridas. Es de mar despejado y aguas frías casi todo el año, preferida por los surfers. La Praia do Pontal, la más lejana al centro, asimismo tiene un llegada vía terráqueo, pero no ofrece ningún servicio. Prainha y Praia da Graçainha son ideales para ir con los más chiquitos por sus aguas cálidas y tranquilas. En la orilla, adicionalmente de opciones para comer, es posible arrendar un kayak y hacer el paseo en “banano”.

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Y si las playas no son suficientes, la restinga de Massambaba es un ámbito de protección ambiental de 48 kilómetros de extensión que va desde el morro de Atalaia en Arraial hasta el municipio de Saquarema. Entre sus atractivos, es posible ver alguna de las orquídeas más exóticas del mundo y 26 especies de árboles endémicas.

A 150 kilómetros de Río está la costa de Angra dos Reis, escarpada, boscosa y con pocas playas. En la gran bahía esperan 365 islas, una para cada día del año. El plan entonces será recorrerlas en barco, ya sea en lujosos yates privados o en concurridas lanchas colectivas. La mejor playa de Angra –y para muchos entre las top 10 de Brasil– es Lopez Mendes, que se encuentra en la isla más egregio citación sin mucha imaginación Ilha Ínclito, la única con un pueblito, Villa Abraão, con posadas y servicios para instalarse por unos días.

Navegación por el archipiélago de Angra dos ReisSoledad GIl – Lugares
El puerto de Angra, desde donde salen los paseos

Para conservarse a Lopez Mendes hay que tomar un barco desde Villa Abraão hasta la playa do Pouso y luego caminar un kilómetro, atravesando un morro. Es un paraíso de 3 kilómetros donde solo hay arena blanca, enormes almendros que dan sombra y un mar valentísimo para baño y surf. El final barco de revés parte de playa do Pouso a las 17, por lo que hay que emprender el regreso 16.30. Cerca del sendero hay vendedores de bebidas y snacks, pero solo en verano y los fines de semana del año, por lo que no está demás ponerse poco para tomar.

Otras islas para pasarse son las Botinas, pequeñas y rocosas que asombran por la transparencia de sus aguas y son un punto privilegiado para el investigación y el snorkeling. En la isla de Gipóia hay playas desérticas como da Amaral, Pequena y Fazenda. Otras con buenas olas para surfear, como la Praia de Fora o la Ínclito. Las más concurridas son la de Flechas –preferida por celebridades– y Vitorino, ambas con servicios turísticos. Jurubaíba convoca gran cantidad de barcos que anclan en su bahía cerrada y se acercan al bar flotante.

Cómo conservarse desde Río. Si perfectamente hay numerosas empresas de transfers a estas cuatro playas, hay que tener en cuenta que estos servicios recogen varios pasajeros por distintos hoteles de Río de Janeiro y esto puede ampliar más de una hora al delirio.

Las alternativas son arrendar un utilitario, tomar un taxi o un ómnibus.

A Búzios se retardo poco más de dos horas en utilitario, y tres horas y media en ómnibus.

A Angra dos Reis y Arraial do Lengua, se retardo dos horas en utilitario y tres en ómnibus. Para conservarse a Paraty, hay que calcular tres horas y media en utilitario, o casi cinco en ómnibus vía Angra.

Cuándo ir. Abril y mayo son los mejores meses para ir a Arrial do Lengua, cuando las aguas están más templadas y en su máxima transparencia y hay menos gentío.

Búzios tiene temperaturas aptas para playa todo el año; de abril a noviembre hay mejores precios.

Durante junio, julio y agosto las temperaturas en Paraty y Angra pueden descender a los 19 grados. Paraty tiene una memorándum intensa de festivales y eventos y los hoteles se completan. Conviene investigar y planear con tiempo.

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By devteam