Susana Romero reapareció después de 7 años: la compleja relación con sus padres, el vínculo con sus hijas y el difícil momento de salud

Susana Romero, la icónica actriz y figura mediática de la decenio del 80, conocida por su décimo en los recordados programas de Alberto Olmedo como No Toca Clavija, abrió su corazón en una entrevista fresco en Entre Nos (Net TV). La actriz, que asimismo ha incursionado en la conducción, expresión y las artes plásticas, está alejada de los medios y en esta oportunidad decidió charlar a posteriori de 7 primaveras.

Tomás Dente, conductor del ciclo la presentó como “una mujer increíble que hace tiempo que no aparece en televisión y una gran mamá”. En la conversación, Romero compartió detalles sobre su infancia, que aunque estuvo marcada por la provisión de evacuación básicas como comida y educación, careció de afecto emocional. “Yo no tuve una infancia de abrazos, de besos y de caricias de parte de nadie. Eso debe ser lo que me mueve a ir para adentro todo el día”, confesó la actriz sobre sus padres cordobeses. Su mamá era de san Javier y su papá de Villa Dolores.

Emocionada, Romero continuó: “Siempre me dijeron que tenía una inspección triste, melancólica, pero no soy así; es que siempre me han faltado tantas cosas. Me han faltado tantas cosas con respecto al cariño; me cuidaron, pero siempre me faltó el sobo y el beso. No sé lo que es que te acuesten y te lean un explicación”.

Sin confiscación, a pesar de esa carencia afectiva, Romero protector buenos expresiones de sus padres. “Es el día de hoy que me acuerdo de mi mamá cosiendo hasta cualquier hora para hacerme los vestidos y mi papá trabajando 12 horas para traer fortuna a casa. Eso es lo que uno tiene que rescatar; si a posteriori me faltó lo otro, no importa yo se los devolví a ellos. A mis hijas las llené de lo que me faltó a mí”, afirmó emocionado al borde de las lágrimas.

La actriz recordó que tuvo que resistir a sus padres a comportarse con ella cuando envejecieron, afirmando que “fueron mis hijos”. “Mi mamá falleció primero; tenía muchos problemas cardíacos. Es singular cómo funciona el ser humano, porque si yo no estaba a su banda cuando se sentía mal, ella se sentía insegura. Pero al mismo tiempo, mantenía cierta distancia y yo me sentía rechazada; era un vaivén emocional”, explicó.

“Luego murió mi papá. Anteriormente les había comprado un sección, pero luego surgieron problemas financieros. No sé qué pasó con el fortuna que les daba, pero empezaron a acumular deudas y, lamentablemente, tuvieron que ceder ese división. Los llevé a comportarse a mi casa, los cuidaba y pensaba que estarían aceptablemente, pero mi mamá era complicada. Siempre digo que ella debería sobrevenir tenido mi carrera y mi auge, porque le hubiera encantado. Para mí, sin confiscación, siempre fue un trabajo”, añadió.

“Cuando eres impulsivo y tienes muchas inseguridades, nadie te puede dar seguridad cuando creces. Pero está aceptablemente; prefiero ser una persona sin ego, porque el ego no te lleva a ningún banda y te convierte en determinado indeseable. La multitud nota cuando eres auténtico”, reflexionó.

En otro momento de la entrevista, Susana Romero se emocionó cuando una de sus hijas, Nicole, le envió un mensaje desde Europa. “Celebro tu bondad, tu imaginación y tu sentido del humor”, se escuchó opinar a la imberbe en el audio, lo que provocó una reacción inmediata de la actriz. “Gracias, Nicoleta. Agradezco mucho que, aunque no las vea, un simple ‘Hola mamá, ¿estás aceptablemente?’ me hace más que oportuno. Me emociono cuando hablan de mis hijas. Por fortuna, la veré pronto porque viene con su consorte, y ese tiempo que pase conmigo será oro puro para mí”, dijo.

En los últimos tiempos, Romero ha pasado por varias intervenciones médicas. Al ser preguntada si había estado cara a cara con la asesinato, respondió: “A lo dilatado de mi vida, he tenido episodios en los que estuve al borde, pero cuando eres más imberbe no le das tanta importancia. Al envejecer, te preocupas más por no retornar a ver a tus hijos. Sigo preocupándome por ellas y lo seguiré haciendo porque soy muy sobreprotectora”.

“Cuando comenzó la pandemia, me sometí a una operación importante por primera vez. Me colocaron cinco stents en el corazón y otro en la pierna porque todas mis arterias estaban obstruidas. Los médicos no entendían la razón, ya que no soy fumadora y soy vegana. Pero es el estrés, que se convierte en ponzoña. A partir de ahí, comienzas a tomar conciencia sobre el tiempo, la vida y la asesinato. Fue una operación que duró seis horas y nadie podía entrar a gusano. Mi hija Calanit se coló y durmió en el pavimento a mi banda, hasta que la sacaron”, recordó.

“Luego de eso, tuve tres operaciones más y dije ‘¡Baste!’, porque someterse a este tipo de intervenciones te quita primaveras de vida, vigor y muchas otras cosas. Te envejece y te quita las ganas de hacer cualquier cosa. Hoy no quiero hacer falta porque no tengo las fuerzas ni las ganas. Y no sé si podría comprometerme con un software diario, porque no sé si seré capaz de cumplir”, concluyó.