Tenía 80 abriles, pero todavía una fuerza arrolladora y una energía que cero hacía presagiar que su final estaba tan cerca. No obstante, sin previo aviso, una septicemia acabó con la vida del inverosímil periodista deportivo Pepe Domingo Castaño, en la amanecer del pasado domingo, 17 de septiembre. Pepe ingresó en el hospital madrileño La Zarzuela, pero, finalmente, cero se pudo hacer por su vida.
Tal y como confirman a EL ESPAÑOL, el mítico periodista perdió la vida rodeado de sus seres queridos más directos: su mujer, María Teresa Vega, y sus dos hijos, Hugo y Óscar. Domingo Castaño se fue en paz y habiéndose despedido. Esa es la tranquilidad que sienten sus familiares. Fue un hombre que era consciente de su etapa, pero que “no pensaba demasiado en eso”, explica una persona que perfectamente lo conoció y trató en el trabajo.
Hasta su capilla impetuoso, instalada en el tanatorio de Pozuelo de Alarcón el pasado día 17, se desplazaron múltiples personalidades, así como amigos y familiares: ese fue su maduro donación, el bienquerencia que dejó. Pepe fue un hombre querido y respetado a partes iguales. Más allá de su éxito apabullante en la ondas, Pepe Domingo supo edificar una vida hogareño y afectiva y sentimental sólida. Marido, padre y antecesor ejemplar.
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Pepe Domingo Castaño adyacente a su esposa, María Teresa, en una cita en el Teatro Actual en 2019.
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A pesar de ser un rostro muy agradecido, consiguió que su vida privada se quedase detrás de los micrófonos. Eso sí, pese a este miedo, Pepe Domingo Castaño nunca ocultó el inmenso bienquerencia que sentía por su mujer, María Teresa, con la que se casó en segundas nupcias. La arrobo que sintió por sus hijos, Hugo y Óscar, se hizo desplegable a sus dos nietos: María, la maduro, y Alfonso.
“Pepe consiguió disfrutar mucho de su papel como antecesor. Se desvivía por sus nietos, les daba todo. Como suele acontecer, como padre hubo ausencias por su profesión, pero las suplió con la maduro y luego con Alfonso”, desliza una persona que trabajó adyacente a él durante más de 20 abriles. Compartió momentos y muchas vivencias con ellos.
El pasado 25 de marzo, Pepe Domingo vivió uno de los días más felices y emocionantes de su vida cuando en su municipio procedente, Padrón, en A Coruña, quedó inaugurada una plaza con su nombre. Ese día Castaño estuvo arropado por su clan y todavía por sus nietos.
Así lo confesó en El correo gallego, horas antiguamente del festejo: “No sé qué va a acontecer. Me da miedo, porque que la clan Castaño Solar vea su nombre en una plaza tan emblemática es poco muy sobresaliente. Por mi padre, Antonio, y por mi principio, Rosa, por mis hermanos Antonio y Chicha, que ya no están, por mi novia eterna Tere, por mis hijos, por mis nietos, por mis amigos y padroneses todos… ha aceptable la pena todo lo vivido“.
Recuerda el informante con el que se contacta que Pepe Domingo provenía de una clan numerosísima, y eran 11 hermanos. En aquella entrevista, Pepe aborda la pérdida de dos de sus hermanos, Antonio y Chicha. Dos trances muy difíciles que lo dejaron especialmente tocado y desarbolado.
“Es una clan muy piña, pero, la vida es así y los abriles van pasando por todos. Pepe adoraba a todos”, se desliza. Gonzalo, uno de los hermanos, atendió a la prensa cuando se inauguró la plaza de Pepe, el pasado marzo, y habló así del permanente Pepe Domingo: “No tiene precio, le doy a Todopoderoso las gracias por proceder este día“.
María Teresa Vega, rota de dolor, llegando al tanatorio, este pasado domingo.
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En esa trayecto, este hombre detalló las dificultades que se encontró Pepe en su camino profesional: “Cuando él empezó en Radiodifusión Galicia yo me iba a examinar a Santiago. Y él de aquella no manejaba pasta y yo era un incordio… dormía con él en la pensión y para pagarme los bocadillos de calamares se las veía y se las deseaba“.
En las últimas horas, la prisión COPE -la casa profesional por excelencia de Pepe Domingo-, en nombre de la clan del gran comunicador deportivo, ha agradecido todas las muestras de condolencias, arrobo, afecto y apoyo que han recibido tras su asesinato en la amanecer de este domingo en Madrid.
“Será inverosímil olvidar el inmenso cariño y compañía que nos han llegado desde todos los lugares y que, en estos difíciles momentos, tanto reconfortan“, señala el comunicado que concluye con un “Gracias de corazón”.
Tras esta asesinato inesperada y dolorosa, la clan se encuentra trabajando en un duelo que se prevé prolongado. María Teresa, la viuda, está “todavía haciéndose a la idea de no verlo más“.
Su “Tere” y sus hijos
La historia de bienquerencia entre Pepe y su mujer, María Teresa, se hizo pública y oficial a mediados de los abriles 80, si perfectamente es cierto que se conocían desde tiempo a espaldas, y antiguamente de casarse fueron grandes amigos. Pepe siempre llamó a María Teresa, a nivel divulgado, “mi novia eterna“.
Vega fue en la época una reconocida maniquí internacional y llegó a trabajar en Milán. A su regreso a España, fue cuando un buen día conoció a Pepe Domingo y juntos han estado de la mano durante 37 abriles. Puntualizar que el inverosímil comunicador deportivo estuvo casado anteriormente con María Luisa Seco, de la que se separó en 1981.
María Teresa hablando con familiares y amigos de Pepe Domingo, a las puertas del tanatorio.
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En el entorno del obra que publicó en 2022, Hasta que se me acaben las palabras, Pepe Domingo Castaño fue entrevistado en la revista Diez Minutos, y en esa interviú habló de su bienquerencia por María Teresa. “Es mi novia eterna. La conocí una confusión en Long Play y a quienes estaban conmigo les dije: es la mujer de mi vida y no sabía ni cómo se llamaba. Era maniquí, acababa de montar de Milán, aunque era gallega, me lancé y hasta hoy”, manifestó.
Pepe deslizó entonces que el secreto de su longevo bienquerencia era “ceder mucho” y se deshizo en halagos en torno a sus hijos: “Óscar es realizador de televisión, está en Gol, con Manolo Cardenillo (61). Hugo es piloto de aviación, comandante y socio de Plus Reaccionario”.
El malogrado comunicador había tenido varios sustos de vitalidad en los últimos abriles. En 2013, sufrió un pequeño infarto y en 2020 se vio afectado por la pandemia del Covid–19. “No lo he pasado tan mal en mi vida, pero vivo por la concurrencia. Me levanto y me acuesto por ellos”, aseguró cuando pudo retornar al trabajo.
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