En Estados Unidos, los “depósitos calientes” están aumentando y las autoridades financieras consideran que esto es motivo de alerta.
En el segundo trimestre, este tipo de depósitos bancarios aumentó un 86% en comparación con el mismo período del año anterior. Ahora, los reguladores están vigilando de cerca para asegurarse de que los bancos puedan resistir las turbulencias financieras sin problemas.
No quieren repetir la crisis que ocurrió en marzo de este año cuando quebraron tres bancos (Silvergate, Silicon Valley y Signature) que tenían negocios concentrados en sectores de alto riesgo o estaban demasiado expuestos a cambios en la tasa de interés.
En ese momento, cuando los inversionistas entraron en pánico y comenzaron a retirar su dinero, estos bancos no pudieron cumplir con sus obligaciones y tuvieron que ser rescatados.
Como resultado de estos y otros episodios, las autoridades están prestando mucha atención a cada movimiento en el sistema bancario para asegurarse de que las entidades tengan suficiente liquidez para enfrentar una posible corrida bancaria.
Pero, ¿qué sucede cuando una gran parte de los fondos de un banco no proviene de los depositantes comunes sino de los llamados “depósitos calientes”?
Los “depósitos calientes” son aquellos en los que participa un intermediario entre el banco y el cliente.
En Estados Unidos, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) establece regulaciones para este tipo de depósitos porque los considera una fuente de fondos más riesgosa para los bancos que los depósitos regulares.
El intermediario (generalmente grandes instituciones financieras como Morgan Stanley o Fidelity) se conoce como un “corredor de depósitos” y se encarga de facilitar el movimiento de grandes inversionistas hacia los bancos.
Los grandes inversionistas colocan su dinero en este tipo de instrumentos porque obtienen tasas de interés preferenciales en comparación con otros clientes.
Para los bancos, es una forma de obtener grandes sumas de dinero rápidamente y tener liquidez para llevar a cabo sus operaciones.
“Cuando un banco no tiene suficiente dinero para cubrir sus préstamos, busca a un intermediario que le proporcione ese dinero”, explica Manuel Romera, director del sector financiero de la IE Business School en España, a BBC Mundo.
En el segundo trimestre del año, los bancos estadounidenses tenían más de 1,2 billones de dólares en depósitos calientes, lo que representa un aumento del 86% con respecto al año anterior, según datos recopilados por el Wall Street Journal.
¿Por qué son de alto riesgo?
Los depósitos intermediados son más riesgosos que los depósitos regulares debido a la facilidad con la que los grandes inversionistas pueden retirar su dinero si encuentran una oportunidad de inversión más conveniente o segura.
“Si los intermediarios se ponen nerviosos, pueden sacar el dinero”, explica Romera.
Estos inversionistas son muy sensibles a los movimientos de las tasas de interés y si deciden retirar su dinero de forma repentina, el banco puede quedar en una posición vulnerable. Pueden llegar y marcharse con la misma rapidez.
Por otro lado, los depósitos tradicionales suelen ser más estables a largo plazo, tienen costos predecibles y son menos sensibles a las fluctuaciones de las tasas de interés.
Según las regulaciones en Estados Unidos, solo los bancos bien capitalizados y con una gran cantidad de activos pueden solicitar y aceptar depósitos calientes. Y eso es precisamente lo que muchos bancos han estado haciendo en el último año.
“Ha habido un aumento significativo en los depósitos intermediados en el sistema bancario en el último año”, dijo Martin Gruenberg, presidente de la FDIC, en septiembre. “Pueden representar un riesgo de liquidez”, agregó.
Cuando la economía está estable y no se percibe inestabilidad en el horizonte, los depósitos calientes permiten a las entidades financieras fortalecer su negocio crediticio y mejorar sus balances de manera temporal.
En ese sentido, no son necesariamente una señal negativa o una preocupación, pero si su crecimiento es rápido, los reguladores encienden las alarmas porque pueden dejar a un banco en una posición más vulnerable.
Dado que los bancos ofrecen tasas de interés más altas por estos depósitos intermediados, estos tienen un costo más alto para las instituciones financieras, explica Elijah Oliveros-Rosen, economista senior de la consultora S&P Global Ratings.
Por lo tanto, “puede surgir un problema, por ejemplo, si hay una salida importante de fondos y los bancos se quedan con una proporción más alta de este tipo de depósitos, que son más costosos”, señala.
En América Latina, los depósitos calientes no se utilizan ampliamente debido a las regulaciones y a la forma en que los bancos manejan los riesgos, explica el economista.
“Los bancos en Latinoamérica son más conservadores en su forma de financiarse” debido a temas regulatorios y a la gestión de los riesgos, agrega.
En resumen, la intermediación financiera es mucho menor en Latinoamérica en comparación con otras partes del mundo, lo que hace que los riesgos relacionados con el sector bancario sean mucho menores, argumenta Oliveros-Rosen.