En 1970, Julio Iglesias (79 abriles) batió su primer gran récord en la historia musical de nuestro país al efectuar en 41 conciertos en 41 ciudades en solo 30 días. Tenía 27 abriles y estaba llamado a ser una de las grandes voces del siglo XX yuxtapuesto a su íntimo amigo Frank Sinatra, Bob Dylan (82) o Elvis Presley. A lo generoso de seis décadas, nuestra destino más internacional todavía es agradecido por unas manías, fobias, adicciones y exigencias que muy pocos pueden hacer cumplir.
En primer zona, siempre le han gustado las mujeres jóvenes y guapas, llegando a considerarse él mismo como un simpatizante al sexo. “La primera vez que estuve en Punta del Este tenía 24 abriles y hacía el sexo tres veces al día”, dijo en una de sus entrevistas. En 2006, la revista Maxim hizo una averiguación sobre los famosos que más veces se habían acostado con mujeres y nuestro cómico quedó en tercer zona con una deseable signo de 3.000 féminas, solo superado por el actor Charlie Sheen (58) con 5.000 y el músico Gene Simmons (74) con otras 4.600.
Obviamente, la mayoría de sus ligues han sido personas ordinarias, pero entre el generoso relación de amantes figuran otras correctamente conocidas como la maniquí venezolana Virgia Sipl ‘la Flaca’ (71) y la actriz argentina Graciela Alfano (70) -al parecer las simultaneó durante su enlace con Isabel Preysler (72)-; la exmodelo Yolanda Hadid (58), principio de las top Gigi y Bella; la actriz tahitiana Vaitiare (59), la intérprete y productora costarricense Giannina Facio (68) o la actriz ítaloamericana Sydne Rome (72). Ya dejó constancia de ello su mánager más importante, Alfredo Fraile: “Si son modelos o azafatas, mejor”.
[Julio Iglesias desmiente las preocupantes informaciones sobre su salud con una foto actual y un rotundo mensaje]
Julio Iglesias con Raquel Welch en New York.
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Una de sus manías con la prensa es que detesta y prohíbe que se le tomen imágenes de su perfil izquierdo porque a raíz de una operación de estética se le quedó una pequeña hendidura en el rostro. Obviamente, si está en un concierto en alguna recibimiento importante como con los Reyes de España no puede controlar a los profesionales de los medios de comunicación. Unas horas antaño de conceder una entrevista a Europa Press con motivo de una de sus actuaciones en el Festival de Cap Roig exigió que el cámara de televisión se pusiera a unos vigésimo metros de distancia, se vio obligado a subirse en una pequeña tarima y a hacer un plano contrapicado. El cantante revisó en todo momento el montaje. Para colmo había una brisilla que hacía que se le moviera el pelo y él se movía sutilmente para que no se notara cierta alopecia.
Tiene un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) por tenerlo todo en orden y bajo control. Aunque no llega a los niveles de David Beckham (48) que en más de una ocasión ha dicho que demora a que su comunidad se vaya a acostarse para que él pueda clasificar las prendas de ropa o alinear las tazas, Julio cuenta con un equipo encargado de seguir a pide de la documento todas sus instrucciones. Si hay poco que no le gusta coge unos cabreos descomunales e incluso llega a poner de patitas en la calle a algunos de sus colaboradores más cercanos.
La persona que mejor le ha conocido ha sido Alfredo Fraile, fallecido hace dos abriles a causa de la Covid. Convivió con el cantante durante 15 intensos abriles ejerciendo las labores de manager y confidente lo que propició que publicara la historia titulada Secretos confesables en la que destaca que cuando Julio conoció a la Preysler le dijo “necesito una boda urgente y secreta” y luego de varios abriles de enlace le puso un detective para conocer si estaba con otro. En sus páginas desveló que el cantante es hipocondríaco, tiene una complicada relación con sus hijos mayores, envió un millón de dólares para acreditar el secuestro de su progenitor.
Julio Iglesias yuxtapuesto a Isabel Preysler y su hijo, Julio.
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Durante la expedición Calor actuó en el verano de 1992 en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Quien escribe estas líneas tenía veintiún abriles, se estaba familiarizando con los famosos y en ningún momento le avisaron de la prohibición. Tras tomar un sinfín de imágenes de repente dejó de tocar con los pies en el suelo, durante un milisegundo se preguntó qué pasaba, e inmediatamente sintió que dos guardaespaldas le levantaban para echarle fuera del decorado. De hecho, cuando Isabel Preysler acudió a El Hormiguero en 2015 pidió que se le cambiara la apero de sitio para mostrar su costado adecuado porque tal y como confesó “cuando me separé de Julio Iglesias descubrí mi perfil bueno. Él siempre se colocaba de su costado bueno en las fotos y a mí siempre me colocaba de mi costado malo. En todas las fotos que veía yo de esa época veía que estaba pepona”. Por este antojo ha llegado a despedir a algunos miembros de su personal.
Asimismo resulta mono que cerradura a menudo los luceros mientras canta. Al parecer esto se debe a raíz del montaña de coche ocurrido en 1962 mientras era guardameta canterano del Vivo Madrid y que propició que se convirtiera en cantante. Su sistema nervioso funciona menos de lo correcto por lo que si los abre puede perder fácilmente la concentración al cantar.
Uno de sus caprichos más caros desde un punto de horizonte culinario es el caldo. En cierta ocasión no le importó desembolsar un millón de dólares por dos cajas de Romanée Conti del 85. En Madrid uno de sus restaurantes favoritos era Zalacaín, donde Custodio López Zamarra era el perito sumiller. Siempre estuvo a disposición del intérprete de Hey (1980) y al mismo tiempo sufriendo sus indicaciones. Custodio, ya retirado, confesó que los Vega Sicilia son la gran pasión del cantante y siempre tenía que tocar la botella para constatar que estuviera con la temperatura ideal. Este profesional en la catadura de caldos afirmó a ¡HOLA! que “Don Julio Iglesias me pidió un Viñedo Tondonia del año 54 y cuando le traje la botella de la bodega lo primero que hizo fue abrazarla entre sus manos para comprobar la temperatura del caldo”.
El cómico cierra los luceros mientras canta para concentrarse con la documento.
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Y cuando está en Barcelona le encanta personarse a Casa Castro, una sibarita marisquería que paradójicamente se ubica en el humilde judería de La Guineueta. Durante unas horas se aleja del oropel para gozar unas gambas y bogavantes recién traídas de su adorada Galicia. El particular todavía lo frecuentan Julia Otero (64) y la relaciones públicas Sandra Araquistain.
Tiene una particular manía por garantizar su seguridad y la de su comunidad. No en vano, sus mansiones en Punta Cana, Bahamas y Florida tienen uno de los sistemas de protección más eficaces del momento, tienen vigilantes armados y decenas de guardaespaldas que vigilan constantemente a sus seres queridos.
En su vasta trayectoria ha conseguido metas prácticamente imposibles de guerrear. En 1983 recibió el disco de Diamante del Volumen Guinness tras entregar más de 100 millones de álbumes en el mundo y en 2013 volvió a inscribir su nombre entre sus páginas porque se había convertido en el cómico latino más exitoso de todos los tiempos con más de 300 millones de discos vendidos en 16 idiomas. En 1984 obtuvo su destino en el Paseo de la Éxito de Hollywood, tiene 2.600 discos de platino y oro cuando en aquella época las ventas por cada premio eran hasta diez veces más inscripción que en la presente, ha cantado delante más de 60 millones de espectadores de todo el planeta y tiene 80 álbumes publicados.
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