La mujer que soy: Las primeras confesiones de Britney Spears en sus memorias: del aborto consensuado con Justin Timberlake a por qué se rapó | Gente

El próximo 24 de octubre llegarán a las librerías las esperadas memorias de Britney Spears. Tras una vida delante los focos y posteriormente de 13 abriles de tutela paterna, la cantante ha decidido contar su historia en primera persona en The Woman In Me (en gachupin, La mujer que soy, Plaza y Janés). Pero la revista People se ha aventajado y ha publicado este miércoles tanto un amplio extracto del ejemplar como una entrevista con la actor, que se ha dejado fotografiar para su portada en su primer reportaje en más de cinco abriles.

En el ejemplar, Spears revela cómo fue resistir a la triunfo de pupila, firmar contratos discográficos con tan solo 15 abriles o convertirse en principio en la cima de su éxito. Pero destacan especialmente, de lo publicado hasta ahora, dos cuestiones: la tutela a la que estuvo sometida durante 13 abriles por su padre, Jamie Spears, y cómo la vivió ella; y que cuando tenía rodeando de 20 abriles y salía con Justin Timberlake se quedó grávida, y decidió malparir por las presiones del cantante. Estas son algunas de las revelaciones de Spears en sus memorias. “Mis fans merecen escucharlo directamente de mí”, afirma.

Justin Timberlake y el fracaso

Uno de los extractos que más ha llamado la atención del ejemplar es el episodio en el que la cantante, de ahora 41 abriles, explica que durante su relación con Justin Timberlake, de ahora 42, a finales de los noventa (empezaron a salir en 1999, con 17 y 18 abriles, respectivamente) y principios de los 2000 decidió someterse a un fracaso. Hasta el momento, ella nunca había contado nulo al respecto. De hecho, entonces la pareja, considerados una especie de “novios de América”, eran observados constantemente y el tema de conversación privilegiado de la prensa amarillista era si estaban manteniendo su virginidad (no era así, como se demostró posteriormente).

“Fue una sorpresa pero, para mí, no fue una tragedia”, asegura en el extracto publicado por People en monopolio. “Quería muchísimo a Justin. Siempre esperé que un día pudiéramos tener una comunidad. Esto ocurrió mucho antiguamente de lo que yo había anticipado”, explica sobre el momento en el que se quedó encinta, en una aniversario que, por ahora, no especifica. “Pero Justin no estaba para nulo contento con el vergüenza. Dijo que no estábamos preparados para tener un bebé en nuestras vidas, que éramos demasiado jóvenes”.

Ella, de todos modos, quería seguir delante con el vergüenza adjunto al vocalista de N’Sync: “Si hubiera dependido solo de mí, nunca lo habría hecho. Pero Justin estaba del todo seguro de que no quería ser padre”. Hoy lo sigue recordando como “una de las experiencias más dolorosas” de su vida. En el año 2018, Timberlake lanzó un ejemplar titulado Hindsight: & All the Things I Can’t See in Front of Me, donde citaba a Spears, pero nunca este episodio. Ella, que sufrió un fracaso natural hace año y medio, siquiera lo había contado nunca.

Cuando su padre la menospreciaba y la llamaba gorda

La relación de Spears con su padre es compleja desde que era pupila, y se complicó muy especialmente cuando él empezó a tutelarla en el año 2008. En sus memorias, la actor afirma que siempre sintió que para él no era suficiente, desde que era muy pequeña, “poco que a cualquier gurí le rompería el alma”. “Me martilleó con ese mensaje desde pupila, e incluso tras muchos logros seguía haciéndomelo”. Para Spears, sentirse observada por la prensa, vilipendiada, era duro, pero era peor que lo hiciera su comunidad. “Si crees que ser criticada por mi cuerpo en la prensa era malo, dolía aún más que viniera de mi propio padre. Me repetía y repetía que estaba gorda y que tenía que hacer poco con ello”.

Spears incluso deje de cómo Jamie Spears “y sus socios” (sin citar a nadie en concreto) controlaban todo de ella: “Mi cuerpo y mi caudal”. “Me da asco”. “Piensa en cuántos artistas se juegan todo su caudal, cómo muchos abusan de sustancias o tienen problemas de lozanía mental. Nadie intenta quitarles el control de sus cuerpos ni de su caudal. No me merezco lo que mi comunidad me hizo”.

La placer de los inicios con una comunidad casi ordinario y daiquiris a los 12 abriles

Recuerda Spears con alegría los primeros abriles de su carrera, cuando empezó en el Club de Mickey Mouse, un software inmaduro de la televisión estadounidense, con otros jóvenes que acabarían siendo estrellas: Christina Aguilera, con quien compartía camerino porque eran las más pequeñas, el hoy actor Ryan Gosling y el propio Justin Timberlake, con quien conectó rápido. La actor no se lamenta de activo sido una suerte inmaduro, de activo ensayado “hasta 30 veces” las coreografías cada día. Era acertado. “Honestamente, era el sueño de todo gurí. Increíblemente divertido, sobre todo para una pupila como yo”, relata en el capítulo de sus memorias aventajado por People.

Cuando el software acabó, ella decidió desamparar esa carrera —temporalmente, como se pudo comprobar posteriormente— y regresar con su comunidad a su pequeño pueblo de Luisiana. Y allí incluso fue acertado, reconoce. “Volví al instituto, crear una vida de adolescente… lo más cerca de la normalidad que era posible en mi comunidad”. Le gustaba “esa hermosa normalidad” de esa etapa, “conducir por el pueblo, ir al cine”. Pero rápidamente vio que le faltaba poco y que quería retornar a los escenarios.

Una de las anécdotas que recuerda la cantante es cómo se iba de alucinación con su principio, Lynne, con quien ahora no tiene relación y, cuando llegaban a su destino, se tomaban juntas unos daiquiris. Ella estaba entonces en 8º curso, tenía unos 12 abriles. “Me encantaba poder absorber de cuando en cuando con mamá”, relata sobre ese cóctel con pimple. “El modo en el que bebíamos no era nulo comparable con lo que hacía mi padre. Cuando él bebía, se cerraba y se deprimía. Nosotras estábamos más felices, más vivas, más aventureras”.

De la rebeldía de raparse a la infantilización y ser “una sombra”: la tutela

La tutela ha sido, sin duda, la etapa más difícil de la vida de Britney Spears. Ella deja claro cómo se perdió a sí misma, cómo le costó sacar a flote a la mujer adulta que había en ella. “Me convertí en un androide. Pero no solo un androide: una especie de niña-robot. Había estado tan infantilizada que estaba perdiendo lo que me convertía en mí misma”, relata.

Ese proceso judicial se produjo posteriormente de un momento difícil en su vida, donde su lozanía mental le jugó una mala pasada y que se convirtió, para su desgracia, en poco manifiesto y en uno de los momentos más observados de su trayectoria. Fue cuando, en febrero de 2007, con 25 abriles, se la vio entrando en una tienda de tatuajes y se rapó totalmente la cabecera. “Había estado en el punto de mira mientras crecía. Me miraban de en lo alto debajo, tenía gentío diciéndome qué pensaban de mi cuerpo desde que era una adolescente. Raparme la cabecera y portarme mal era mi guisa de contraatacar. Pero bajo la tutela se me hizo comprender que esa etapa se había consumido. Me tenía que dejar el pelo holgado y darle forma. Me tenía que ir a la cama pronto y tomarme la tratamiento que me decían”.

Explica Spears que para ella era complicado sentirse y comportarse como una adulta, porque no la trataban como tal, y por consiguiente a menudo se comportaba como una pupila. “Pero entonces mi yo adulto volvía a dar un paso delante… pero en mi mundo nadie me permitía ser una adulta”. Todo ello le pasó elaboración, personal, mental y artísticamente: “La mujer que había en mí fue reprimida durante mucho tiempo. En el marco me querían salvaje, me decían, y el resto del tiempo, un androide […] Fue la homicidio a mi creatividad como actor”.

“La tutela me despojó de mi yo adulto, me volvió a hacer una pupila. En el marco me convertí más en una entidad que en una persona. Siempre había sentido la música en la linaje, y me lo robaron. Si me hubieran dejado comportarse mi propia vida sé que habría seguido a mi corazón y habría nacido de esto de la mejor guisa, habría funcionado”. La cantante afirma que no era capaz de hacer buen material creativo, “solo un poco aquí y allá, pero sin alma”. “Dada mi pasión en cantar y robar, en ese momento era casi un chiste. Pasé 13 abriles sintiéndome una sombra de mí misma”.

Sus problemas para llevar a cabo y una posible protagonista de ‘El diario de Noa’

Encima de en la música, Spears probó suerte en la interpretación. Fue en 2002 con la película adolescente Crossroads, adjunto a Zoe Saldaña y Taryn Manning, que pasó sin pena ni salvación. Cuenta que fue una experiencia complicada porque se metió demasiado en su personaje con el método, una forma de llevar a cabo creada por Stanislavski en el que hay que entrar a fondo en las vivencias del personaje al que se da vida… y ella no conseguía salir. “Hay gentío que usa el método pero son conscientes de que lo están usando. Pero yo no conseguía separarlo. Acabé andando diferente, comportándome diferente, hablando diferente, fui otra persona en esos meses. Me apuesto a que las chicas con las que rodé la película pensaban ‘es un poco rarita…’ y, si lo hacían, tenían razón”.

Para ella ese fue el principio y el final de su carrera como actriz, poco de lo que se alegra. “Espero no retornar nunca a ese tema gremial. Conducirse así, siendo parte tú y parte un personaje de ficción, es un lío. Al rato ya no sabes quién eres”. Sin bloqueo, su trayectora podía activo tenido un inesperado bis. Según asegura en su ejemplar, el equipo de la película El diario de Noa contactó con ella para, al parecer, hacer el papel protagonista, que finalmente interpretó Rachel McAdams. “Aunque pienso que habría sido divertido retornar a encontrarme con Ryan Gosling tras nuestra etapa en el Club de Mickey Mouse, estoy acertado de no haberlo hecho. Porque si sí lo hubiera hecho, en vez de trabajar en mi disco In the Zone habría estado actuando como una heredera de los abriles cuarenta día y sombra”.

Sus hijos, su orgullo

Ayer de estar tutelada por su padre día y sombra durante 13 abriles, Spears se casó en 2004 con el bailarín Kevin Federline y tuvieron dos hijos, dos niños llamados Sean Preston, que ya tiene 18 abriles, y Jayden James, de 17. Los chicos viven ahora en Hawái bajo la tutela de su padre, pero en la entrevista con People la cantante deja vislumbrar que, aunque hasta ahora se hablaba de que estaban muy distanciados, sí que mantiene una relación con ellos.

“Entablar a formar una comunidad fue un sueño hecho efectividad”, afirma. “Ser principio fue un sueño hecho efectividad”. Asegura que activo tenido a sus hijos es de lo que más orgullosa se siente en su vida. Por el momento, en los extractos publicados no se deje más ni de Federline ni de los niños. Siquiera de su zaguero marido, Sam Asghari, con quien ha estado casada durante 14 meses hasta este pasado agosto.

Ética de trabajo (pese a las serpientes)

Cuando Spears se cansó de la vida en su pueblo, empezó a presentarse delante ejecutivos musicales (“hombres vestidos de traje que me miraban de en lo alto debajo, con mi diminuto vestido y mis tacones; yo cantaba muy musculoso”) a los que le cantaba I Have Nothing, de Whitney Houston, hasta que con 15 abriles firmó un anuencia musical con Jive Records.

La cantante asegura que siempre se esforzó y dio lo mayor en su trabajo. “Trabajaba durante horas. Mi ética de trabajo era muy musculoso. Si me conocías por aquella época, podías acontecer días sin asimilar de mí. Estaba en el estudio tanto tiempo como podía. Si cualquiera quería irse yo le decía: ‘No está valentísimo’. Cuando todas las canciones estuvieron listas, cualquiera dijo: ‘¿Y ahora qué más vas a hacer, quieres robar?’. Y yo dije que sí”.

Ese modo de esforzarse lo demostró con tres discos en tres abriles (Baby One More Time, en 1999; Oops!… I Did It Again, en 2000; y Britney, en 2001). Para este zaguero tuvo el valencia de subirse al marco de los premios MTV VMA con una serpiente que la aterrorizaba y que sentía que iba a matarla si la miraba directamente. “En mi cabecera me decía: ‘Actúa, solo actúa, usa las piernas’, pero nadie sabe que mientras cantaba la serpiente me puso la cabecera en la cara y empezó a silbar. Pensé: ‘Follar, ¿en serio? ¿tiene la puta idioma sobre mí?’. Pero conseguí finalizar y devolverla, gracias a Jehová”.

El liza de la atrevimiento

Recuperar la atrevimiento tras los 13 abriles de tutela de su padre no ha sido viable para la cantante, tal y como se sincera en sus memorias: “Formarse esta nueva atrevimiento, lo admito, es un liza en ocasiones”. Al igual que contarlo en sus memorias. “Es duro balbucir de ello”, explica sobre sus peores momentos: “No tener un instante de paz, los juicios de la gentío que no me conoce, que mi comunidad y el Gobierno me finta la atrevimiento, y perder la pasión por las cosas que amo”. Pero era importante para ella recuperar su voz, contar su historia (“sin consecuencias de la gentío que estaba a cargo de su vida”), y cree que sus seguidores merecen escucharlo directamente de su boca. “Sin más conspiraciones, sin mentiras, solo yo en posesión de mi pasado, mi presente y mi futuro”.

“Desde que recuperé mi atrevimiento”, afirma Britney Spears, “he tenido que construir una identidad completamente diferente. He tenido que asegurar: ‘Retraso, esto es lo que era, pasiva y complaciente. Una chica. Y esto es lo que soy, cualquiera musculoso y confiado. Una mujer”.