Podría encontrar alguna excusa para pelar Fortnite OG hablando estrictamente de su jugabilidad, pero no sería honesto. No quiero ser yo quien ejerza ese papel de policía de la diversión que viene a decirle a todo el mundo que se está equivocando por disfrutar de un videojuego o que el título al que están echando horas los últimos días no está tan perfectamente como ellos piensan. Esta vez creo que me he tropezado con una de esas extrañas situaciones en las que me doy cuenta de que un videojuego es efectivamente bueno en lo que propone, con el único problema de que eso que está proponiendo no termina de encajar conmigo.
No es omisión de Fortnite, es omisión mía
Cualquiera mínimamente relacionado con el movilidad sabe que el gran atractivo de la nueva temporada de Fortnite es el regreso del atlas y las armas originales. Un delirio de reverso a aquel primer verano que pasamos sumergidos en el battle royale hace ya más de cinco primaveras. La propuesta de Epic Games es, en este sentido, más sentimental que jugable. Los desarrolladores han gastado la oportunidad de devolver el movilidad a la mayores cotas de relevancia que ha tenido a lo espacioso de su historia y ha conseguido su objetivo. Sin incautación, en esta misma desafío es en la que se pueden perder los pocos jugadores que estén en una situación similar a la mía.
Sin ser exactamente el mismo, el nuevo Fortnite es tan parecido al battle royale que quemé hace unos cuantos veranos como podría haberlo imaginado. El problema es que yo ya no me parezco en nulo a quien era hace tanto tiempo. En algunos casos de forma desafortunada, mis amigos ya no son los mismos. Siquiera tengo tantas horas como cuando estaba acabando la universidad ni tantas ganas de formarse a dominar sus mecánicas como tenía entonces. Mi vida ha cambiado y, sobre todo, mi relación con el movilidad de Epic Games. ¿Qué sentido tiene arriesgar a Fortnite OG si no puedo hacerlo con las personas con las que efectivamente me gustaba arriesgar?

He de ojear que si se sintió perfectamente la primera vez que volví a ser el final vivo en Pisos Picados.
Llegué a esta consejo tras arriesgar unas cuantas horas y darme cuenta de que no me estaba divirtiendo. Aunque, todavía hay que decirlo, no todo se debe a causas sentimentales. A lo espacioso de los primaveras que he pasado sin arriesgar, tanto el movilidad como su comunidad han evolucionado en una dirección que a mi no me termina de convencer. Tantas skins extrañas y tanto práctico en construcción generaban un bullicio demasiado ruidoso en comparación con las torres de dos o tres pisos creadas a modo de bunker que hacíamos “en mi época”. Puede que el atlas y las armas sean las mismas, pero una vez llegados a cierto nivel este Fortnite OG no se parece tanto al flamante a la hora de enfrentarse a los jugadores.
Aquí me podréis aseverar que tengo apto el modo sin construcción, pero aquí sí pienso que al movilidad le desliz alguna mecánica de movilidad que haga las partidas poco más interesantes. De nuevo, quizá el problema sea yo. A esas gloria ya estaba jugando mientras intentaba obligarme a que me gustase esta lectura de Fortnite por el simple hecho de que una muy parecida me había convencido en el pasado. Las cosas simplemente no funcionan así y es por eso que no quiero profundizar en mis sensaciones con la jugabilidad tanto como en esa idea de que, a veces, no es posible retornar al pasado.

Fortnite ha mejorado en muchos sentidos, incluyendo el apartado visual.
Creo de verdad que Epic Games lo ha hecho muy perfectamente. Ha buscado una buena premisa para traer de reverso una lectura clásica del movilidad que sí está convenciendo a muchos jugadores y me alegra por toda esa personas que han vuelto a juntarse con sus amigos para preguntar “dónde caemos”. Es un sentimiento que, como lo entiendo, es muy similar al que deben tener todos aquellos jugadores que piensan que Pokémon ya les ha pasado de espacioso. La diferencia es que a mi me ha ocurrido porque disfrutaba Fortnite de una forma muy concreta que ya no existe y eso no hay atlas ni trabajo de desarrollador que pueda recuperarlo.
Que os cuente esto no significa que sea inmune a la nostalgia y he entendido que todo depende de cómo disfrutaba el movilidad. Esta semana se va a abrir Call of Duty: Modern Warfare 3 y ya estoy intentando movilizar a todo mi clan para arriesgar juntos una vez más. Quizá os preguntéis cuál es la diferencia y es inductivo no verla en primera instancia. Creo que los videojuegos multijugador son todavía la concurrencia con la que jugamos y mientras todavía tengo contacto con mis amigos del Duty o de League of Legends, no puedo aseverar lo mismo de Fortnite. Espero que vosotros sigáis disfrutándolo por mi y os doy las gracias por leerme mientras me desahogaba en la crítica más irracional que he escrito nunca.
En 3DJuegos | La reverso al atlas flamante de Fortnite tiene otra consecuencia inesperada. Epic Games ha hecho canon (de alguna guisa) Vengadores: Endgame.
En 3DJuegos | Fue el primer gran torneo entre streamers y el desencadenante de las macroseries. Ahora, Rubius nos llevará de reverso a los viejos tiempos con Fortnite OG.