Hay un multimillonario que ha estado en el centro de atención durante mucho tiempo, ya sea por sus decisiones polémicas en Twitter (X), su política de trabajo extrema en la fábrica de Tesla, su pelea con Mark Zuckerberg que quizás algún día ocurra, y por supuesto, sus extravagancias que podrían considerarse legendarias. Pero no mucha gente conoce el otro lado de Elon Musk, uno que lo define como un amante de los videojuegos, como ha demostrado en más de una ocasión, ya sea relajándose hasta altas horas de la noche con Elden Ring, o presumiendo de su personaje en Diablo 4.
De hecho, es sorprendente para muchos saber que uno de los primeros trabajos de Musk estuvo relacionado con la programación de videojuegos. No fue una carrera exitosa en absoluto, y los roles que desempeñó fueron más bien menores. Tampoco trabajó para grandes compañías, y el juego que creó no tuvo ninguna repercusión. Sin embargo, es significativo porque el empresario ya mostraba interés en esta industria a principios de los años 80, cuando prácticamente nadie podía imaginar los millones que se moverían con el tiempo. En este sentido, también fue un visionario, aunque sin suerte.
Elon Musk trabajó en varios juegos que salieron para la mítica Mega CD de Sega
La sorprendente pero fallida incursión de Elon Musk en el mundo de los videojuegos
Elon Musk tuvo su gran aventura en la creación de videojuegos junto a una de las peores opciones posibles en ese momento, a pesar de que la compañía Rocket Science Games tenía grandes expectativas. Se promocionaban como una empresa que combinaba el espectáculo de Hollywood con el talento tecnológico de Silicon Valley. Todo con el respaldo de SEGA, que invirtió varios millones de dólares, en parte para fortalecer el creciente catálogo de su poderosa Mega CD.
Y cuando decimos “fortalecer”, es porque se trataba de títulos que nadie recuerda. Loadstar, con su formato de película interactiva, no tuvo un desempeño del todo malo, pero Cadillacs and Dinosaurs: The Second Cataclysm fue directamente vergonzoso. Se dice que apenas vendieron algunas miles de unidades. Cuando vieron el fracaso inminente, pidieron ayuda a SEGA, pero no fue suficiente. Los siguientes juegos, Rocket Jockey y Obsidian, también fueron un desastre comercial y la compañía finalmente cerró sus puertas.
Loadstar: The Legend of Tully Bodine (1994)
Afortunadamente para Musk, él no tuvo mucha responsabilidad en todo este desastre. Como revela su biografía, su única tarea fue escribir código de bajo nivel, especialmente drivers que permitieran la comunicación entre el hardware y el software (como el CD-ROM, el teclado o el controlador). Era una tarea muy técnica, nada relacionada con la planificación de niveles, el diseño de gráficos o la composición de música.
Se encargó de escribir código de bajo nivel, con la tarea principal de hacer drivers
Después de todo, era un veinteañero probando suerte en una industria que le interesaba. Sin embargo, lo mejor ocurrió mucho antes, cuando tenía 13 años. A esa corta edad, logró programar su propio videojuego, todo un logro que era algo así como un clon de Space Invaders. Controlabas una nave y tu objetivo era destruir un carguero espacial alienígena. Era muy básico y simple, pero funcionaba. De hecho, alguien encontró el código original (del año 1983) y lo compartió en Internet para el disfrute de los más curiosos. Sí, todavía puedes jugarlo.
Blastar (1984)
Musk bautizó el juego como Blastar y se lo vendió a una revista de computadoras en Sudáfrica. Ya mostraba su habilidad como futuro hombre de negocios, logrando que le paguen 500 dólares, una suma considerable considerando la simplicidad del juego. Pero eso fue todo. El futuro del magnate tomaría otro rumbo, uno lleno de coches eléctricos, cohetes espaciales para llevarnos a Marte, experimentos con chips cerebrales y la adquisición de una red social para molestar a medio Internet.
Un genio con su propia personalidad, que durante su travesía en el mundo de los videojuegos también dejó claro su carácter extravagante. Su supervisor reveló que era alguien inflexible y que al final hacía lo que le daba la gana. No hace falta que nos lo diga dos veces. Muchas personas ya han afirmado que trabajar a su lado es toda una experiencia.
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