Elecciones en Chaco: qué pasó en la escuela donde hubiera votado Cecilia

La provincia del Chaco elige jefe en un clima de tranquilidad dispar al de las elecciones Primarias del 18 de junio, cuando estaba en carne viva el homicidio en contexto de femicidio de Cecilia Strzyzowski, a manos de su pareja César Sena y sus suegros Marcela Acuña y Emerenciano Sena, líderes del clan piquetero coligado al mandatario oficialista Jorge Capitanich.

No sólo la sordidez del crimen impactó en aquella alternativa. El hecho policial se metió de realizado en los territorios de la política porque tanto el desposorio Sena como dos de sus colaboradores, asimismo imputados en la causa que se sigue por la desaparición de Cecilia, habían estampado sus nombres en boletas colectoras del oficialismo provincial, encabezado por Capitanich, que está intentando su reelección.

El tiempo transcurrido desde el 2 de junio (vencimiento del homicidio) hasta hoy, sumado al tranco legal y a la merma en la cobertura mediática del tema, hizo que el contexto de esta alternativa crucial sea dispar. Algunos analistas y consultores incluso dudan de una repercusión distinta a la ya manifestada en las primarias. En las calles, poco de eso pudo producirse esta mañana.

El singladura meta pegajoso y la temperatura veraniega que elevó la sensación térmica a los 37 grados cerca del mediodía en Resistor, apresuró el tranco de los electores que eligieron la mañana para cumplir con su deber cívico. No obstante, una de las grandes incógnitas de la alternativa será determinar -más allá del impacto del caso Cecilia-, si cayó o se mantuvo la apatía del mes de junio, cuando votó casi nada poco más del 62% de los empadronados habilitados para sufragar, que son cerca de un millón de personas.

Las calles se mostraban desiertas al promediar la mañana. Poca clan cerca de las escuelas y casi nadie remotamente de ellas. Incluso en lugares que supieron ser epicentro de tensiones y de miradas con lupa, como el judería Emerenciano, que se mantenía custodiado y con su ingreso restringido para los foráneos o curiosos, hoy lucía apacible, como cualquier otro judería de la periferia resistenciana un domingo cualquiera.

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La postal era más admisiblemente desoladora. La escuela del judería se mantuvo cerrada (en normal no se vota en ese establecimiento), pero siquiera había movimientos en el centro de vitalidad ni en sus alrededores. Ladraban perros y pastaban caballos, a sus anchas.

Quedan allí los vestigios del antiguo régimen. El nombre de Emerenciano Sena, líder piquetero y uno de los principales imputados por el crimen de su nuera, se resiste en las paredes, ahora con una divisa que da cuenta de su condición de preso: “Desenvolvimiento a Emerenciano” se lee en varios muros y casas del punto.

El puño cerrado pintado de rojo sigue incólume en el ingreso del judería, lo mismo que los nomencladores de las calles, asimismo pintados de rojo, color político del movimiento piquetero, ahora agazapado y a la prórroga de una resolución legal o electoral.

“Está tranquilo ahora, pero el miércoles, por ejemplo, caldo la policía acá persiguiendo a un chorro y los piqueteros apedrearon los patrulleros. Más de diez patrulleros y lo mismo se tuvieron que ir por los piedrazos y palazos recibidos. Y no salió en ningún estanque eso”, contó una mujer a LA NACION, aunque pidiendo reserva de nombre.

“No te puedo aseverar mi nombre, porque me van a cascotear mi casa”, aclaró. Eran, pegado con su marido, casi los únicos vecinos que estaban en una cañada de la avenida San Martín.

“Veremos que pasa, pero acá yo creo que va a cobrar Capitanich, porque los piqueteros, más allá de lo Cecilia, siguen todos comprados”, denunció.

Los vecinos del judería Emerenciano no votan en la escuela del judería sino en establecimientos de cercanía.

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Relativamente cerca del judería, incluso, votaban Marcela Acuña, Emerenciano y su hijo César, hoy impedidos de hacerlo porque están detenidos y la ley chaqueña les retiró ese derecho.

“La Ley Electoral de la provincia excluye a las personas privadas de su confianza de elegir. Por lo tanto, los detenidos por el caso Strzyzowski no votaron en las PASO provinciales y siquiera lo harán en las elecciones generales”, explicaron el viernes autoridades de las fuerzas de seguridad provincial, citando el artículo 3 de la Ley Electoral 834-Q, que excluye del derecho al voto las personas privadas de su confianza, condenadas e imputadas.

A las 11 de la mañana, casi no había clan en la Escuela Julio Cortázar, donde está empadronada Marcela Acuña. Había votado el 25% del padrón, menos clan que en las PASO provinciales, según contó la presidenta de esa mesa, que se anotició pegado con LA NACION de la inclusión de Marcela Acuña en su padrón. Figura en la nómina, pero no podrá sufragar.

A pocas cuadras de allí, en la Escuela Telma Reca, la situación no era muy distinta. Pasadas las 11 de la mañana había votado el 30% del padrón en la mesa 650 donde figuran enlistados padre e hijo: Emerenciano y César Sena.

Allí, las autoridades electorales estaban al tanto de la situación, pero se negaron a dar información. Se nota el nerviosismo, aún hoy, cuando suenan ciertos nombres como el de los Sena.

De todas maneras, Raúl, uno de los delegados electorales de la escuela, dijo que todo transcurría con normalidad y que incluso había más movimiento a esa hora que en la alternativa pasada. La clan llegaba por sus propios medios, caminando, en autos y motos, el transporte mayormente estacionado fuera de ese establecimiento.

Allí de allí, en el judería La Liguria, por la ruidosa avenida 9 de Julio que conecta Resistor con Barranqueras, en la escuela Ministro Triunfo, el movimiento era más intenso cerca del mediodía. La clan entraba y salía. LA NACION constató las primeras colas en un centro de votación. De hecho, la mesa 255 era una de las más pobladas. Allí hubiera votado Cecilia.

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Las autoridades de mesa estaban al tanto de la situación entre otras cosas porque a raíz de la denuncia que el viernes hizo Gusto Romero (denunció que algún había votado por su hija, porque en los registros de la Probidad Electoral Franquista aparecía una “constancia de no infractor”, situación luego aclarada y desmentida por la jueza federal Zunilda Niremperger), al costado de la puerta de ingreso al cuarto ambiguo de esa mesa figuraba el padrón con el nombre de Cecilia tachado en rojo y con la divisa de “Anulado”.

“Acá ya votó el 36% de la mesa”, dijo la presidenta de mesa, a minutos del mediodía. En la escuela, en cambio, en promedio, la afluencia era último. “La clan no paró de venir en toda la mañana”, agregó la mujer, que tuvo que capotear con el interés periodístico centrado en la cuestión electoral, pero asociado a un hecho policial sin historial en Chaco, por su nivel de premeditación y saña, como advirtió a LA NACION el fiscal espacial de la causa, Jorge Cáceres Olivera.

Más allá de eso, la mayoría de la clan acudía a elegir sin memorizar muy admisiblemente por qué esa mesa concitaba cierta atención, distinta de las otras. Encima, el calor operaba como un disuasivo de la curiosidad.

Cecilia no pudo elegir y ya no podrá hacerlo, pero su presente está presente en esa escuela, en esa mesa, en ese cuarto ambiguo, cuya muro está curiosamente pintado de violáceo, color que en el Chaco se ha convertido el color de su memoria.

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By devteam