Posteriormente de primaveras de batalla reglamentario, el Tribunal Supremo ha desestimado la demanda con la que Ramón Ignacio García (77 primaveras) reclamaba ser hermano de Esther María (73) y Alicia Koplowitz (71). El demandante lleva primaveras asegurando ser hijo biológico de Esther Romero de Juseu y Armenteros, origen de las empresarias. EL ESPAÑOL dio en monopolio la comunicado del caso.
García aseguraba que, tras primaveras de investigación y de sospechas, había descubierto que había sido entregado a una casa de acogida cuando nació y al cumplir la mayoría de existencia comenzó a investigar sobre la identidad de su verdadera origen biológica.
Finalmente, dicha protesta ha quedado desestimada por la Sala de lo Civil en un automóvil con aniversario del 27 de septiembre. El demandante en ningún momento aportó una prueba de ADN que respaldara su identidad ni su interpretación, por lo que fue desestimada en primera instancia. Tras apelar, la Audiencia Provincial de Madrid ordenó que se admitiera a trámite y las hermanas Koplowitz aceptaron someterse a un test de ADN, a pesar de las recomendaciones de sus abogados de no hacerlo por desidia de pruebas.
[Carlos, el hermano reconocido de las Koplowitz, acude a Estrasburgo para reclamar su herencia]
El resultado de estas pruebas, realizadas por el Instituto Doméstico de Toxicología y Ciencias Forenses, ha arrojado un informe claro: “Se puede excluir que don Ramón Ignacio García García comparta ristra materna con doña Esther y doña Alicia Koplowitz Romero de Juseu“. Dispuesto a apelar a las últimas instancias, García además acudió al Tribunal Supremo que ahora ha vuelto a dar la razón a las hermanas. Por lo tanto, aquí acaba el periplo legislativo del demandante respecto a la identidad de su origen biológica.
Sin retención, el equipo reglamentario de las Koplowitz ha anunciado a través de un comunicado que estudiará tomar “cualquier medida adicional para que no vuelva a suceder que se interpongan frente a ellas demandas tan dolorosas como absolutamente infundadas, ni que se prolonguen los consiguientes procesos, pese a la partida del más pequeño indicio probatorio”.
El demandante no solo pierde una batalla reglamentario por la que ha estado luchando durante primaveras, sino que además tendrá que hacerse cargo de las costas del proceso, al apreciar el Tribunal “temeridad” en su exposición y su denuncia.
Otro caso campechano
A pesar de pertenecer a una de las familias más ricas y poderosas de España, la discreción es el mantra de las hermanas. Han intentado huir de los escándalos mediáticos o de aquellos que no tuvieran que ver con sus trabajos financieros y filantrópicos. Sin retención, han gastado posicionándose en el ojo del huracán por sendas reclamaciones de paternidad y maternidad respecto a sus padres.
Este final capítulo ya queda cerrado. Sin retención, Esther y Alicia Koplowitz todavía tienen un frente campechano con su hermano Carlos Koplowitz, botellín hijo del patrón. Unas pruebas de ADN demostraron, a finales de 2012, que este hombre -residente en Suiza- es hijo de Ernesto Koplowitz Sternberg, fallecido en 1962.
Carlos nació fruto de una relación amorosa entre el padre de las Koplowitz y una mujer a la que conoció en Venezuela, con la que mantuvo un romance del que hay pruebas a través de las cartas que se enviaron uno y otro. Por lo que no se tratá de una aventura pasajera, sino de un idilio que duró primaveras.
Su despacho de abogados trasladó este junio la intención de personarse al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para protestar su millonaria herencia: “Las Koplowitz durante muchos primaveras lo han tratado como un hermano. Sin retención, le niegan la parte que le corresponde por herencia. (…) Un tribunal de Madrid lo declaró hijo hace primaveras”.
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