La parada argentina de Taylor Swift en su Eras Tour, que comenzó el pasado jueves, está siendo una auténtica conmoción en el país, donde la cantante ha conseguido traicionar 70.000 localidades tres noches seguidas y los fans que no habían rematado entrada para ver a su heroína han protagonizado escenas divertidas y surrealistas.
No es cero novedoso para ella: los ‘swifties’ son un sabido entregado casi a un nivel religioso. Esta paseo, que vendió 2.4 millones de entradas el día de su preventa y en verano se consagró ya como el tour de una cómico femenina con más cuestación de la historia, está demostrando de nuevo que la cantante es capaz de deslizar multitudes en cualquier punto del planeta. Pero la invitado a Buenos Aires, que estaba dando parte de efecto locorregional anoche se convirtió en anuncio completo anoche: la cantante dejó que las cámaras capturasen cómo, al terminar el concierto, se lanzaba a los brazos de su novio entre bambalinas y le daba un apasionado beso.
Es la primera vez desde que el deportista y la cantante hicieron pública su relación con una calculada salida nocturna que entreambos se ofrecen muestras públicas de afecto.
En los últimos meses, Taylor Swift se ha dejado ver en el palco de diferentes estadios en los que ha jugado su pareja, quien es una de las estrellas del equipo de fútbol estadounidense Kansas City Chiefs. De hecho, el rumor de que estaban juntos se empezó a extender precisamente por una de esas visitas: la que hizo al campo Arrowhead, donde se la pudo ver animando adyacente a la mamá de Kelce. Sin confiscación, esta es la primera vez que es el futbolista quien se deja ver en un concierto de su novia como un fan más.
Kelce llegó al aeropuerto de Ezeiza el viernes para hospedarse en el Hotel Four Seasons luego de unas semanas en las que se había especulado con que esto pudiese acaecer: esta semana era de refrigerio para los jugadores de la NFL. Confirmadas las especulaciones y luego de que el concierto del viernes tuviese que posponerse por la profusión, por fin las cámaras pudieron registrar su presencia anoche en un palco VIP adyacente al padre de Taylor. Como un fan más, bailó al compás de las canciones y coreó el nombre de su novia adyacente a las miles de personas enfervorecidas con un espectáculo que dura tres horas y media. Concebido como un repaso a los cuatro últimos discos de Swift (Lover, Folklore, Evermore y Midnights) incluye 45 canciones interpretadas y segmentadas en diez actos.
Taylor Swift es adicionalmente de una cantante capaz de retornar locas a las masas una diva con un talento indiscutible para moldear la opinión pública. Sus amores (pero sobre todo sus rupturas y desengaños) son una fuente inacabable de inspiración. Sus canciones y sus trivio contienen tantas alusiones veladas e indirectas cifradas que los swifties, es asegurar, su enjambre de seguidores, son conocidos por sus dotes como exégetas: cada nueva vírgula que escribe la cantante norteamericana es sometida a un investigación profundo en el que se interpreta todos los posibles significados de lo que dice. Por ejemplo, aunque no haya una cita directa a Scooter Braun, el manager que la traicionó comprando los derechos de todas sus canciones, los fans de la cantante saben que uno de sus éxitos más recientes, ‘Karma’, está dedicada a él. Por eso, cuando ayer cambió la grafema de este tema para hacerle un guiñada a su nuevo novio (“Karma is the guy on the chiefs coming straight home to me”) el estadio Monumental firme vibró. No solo vibró el estadio: Kelce se mostró entusiasmado por el guiñada y con los acordes de la canción aún sonando subió a un supletorio del decorado. Ahí precisamente fue cuando se produjo la romántica campo.