La hinchada de los salseos palaciegos está de enhorabuena: la Casa de Orange ya tiene su propia serie. Máxima, que así se candela la ficción televisiva, se centra en la figura de Máxima Zorreguieta, la economista argentina que en 2002 se convirtió en princesa consorte de los Países Bajos tras su bodorrio con el entonces príncipe Guillermo. La coproducción germano-neerlandesa, presentada oficialmente esta semana en la feria audiovisual MIPCOM de Cannes, se fundamento en el vademécum Máxima Zorreguieta: Moederland (2021), de la periodista holandesa Marcia Luyten, publicado en castellano el pasado año como Máxima Zorreguieta. Principio Pueblo (Planeta).
“Intentamos que sea lo más realista posible”, asegura Rachel van Bommel, de la productora Millstreet Films, una de las responsables del tesina. “Partimos del vademécum de Marcia, que es una buena almohadilla, y se ciñe a los hechos, pero no es un diario personal. Para eso están nuestras guionistas”. Para esa sucesos autorizada, la hoy reina no concedió ninguna entrevista, aunque sí que dio permiso a la autora para cuchichear con familiares y amigos. Van Bommel encabezaba la comitiva (inmediato con la directora y el reparto) encargada de presentar la serie a los medios en un encontronazo en Ámsterdam este agosto. Pocas horas a posteriori, era el momento de rodar algunas de las últimas escenas en la casa de campo Vollenhoven, a las alloz de Utrecht, antigua residencia vacacional de la realeza, con sus estanques, jardines e invernaderos. Justus Riesenkampff, de la distribuidora Beta, la parte germana del asunto, evita las comparaciones con The Crown, la serie de Netflix sobre Isabel II y la comunidad actual británica. Para él, se tráfico de “una historia verdadera, aunque parezca un relación de hadas”.
Los seis episodios de la primera temporada cubren los 30 primeros primaveras de vida de Zorreguieta: desde su infancia en Buenos Aires hasta su compromiso en 2001, pasando por su estancia en Nueva York trabajando en Wall Street o su primer contacto, en 1999, con Guillermo de Holanda, al que conoció en la Feria de Sevilla. Para la segunda entrega, que ya está en marcha, queda su polémica boda. Hija de Jorge Zorreguieta, un parada cargo de la dictadura de Jorge Videla (fue secretario de Agricultura y Hato entre 1979 y 1981), y delante el rechazo del bodorrio de un sector del Parlamento holandés, ella tuvo que pedir a su padre que no asistiera al enlace actual. En señal de solidaridad con su marido, siquiera acudió su mama, María del Carmen Cerruti.
“Como hija, encontronazo terrible que mi padre no esté presente en mi boda, pero es así y comprendo los sentimientos de los holandeses al respecto”, declaró Máxima en la conferencia de prensa antaño de su enlace. “Lamento la dictadura, las desapariciones, las muertes. Todos sabemos los males que causó el régimen marcial y como argentina tengo mucha tristeza por ello”, afirmó entonces. Para Marnie Blok, la principal libretista de la serie, esta historia remite a los dramas shakesperianos: “Ella siempre había sido muy legal a su comunidad y a su padre, al que adoraba. Sin confiscación, cuando llegó el momento, tuvo que nominar entre permanecer fiel a su comunidad o a su apego. Y eso debió de ser ciertamente duro”.
Delfina Chaves, la actriz argentina elegida para personificar a Zorreguieta, es de la misma opinión. “Estoy segura de que fue la valentía más difícil que tuvo que tomar en su vida”, sostiene. “Porque cada vez que ha vuelto a casa, siempre ha patente el apego que siente por sus padres y lo orgullosa que está de ellos”. Chaves, que ha tenido que instruirse holandés, al igual que Máxima tras su compromiso matrimonial, valora la importancia de “entender y memorar la historia de Argentina, poco esencial para nuestra democracia”.
Para la libretista, la reina ya es una neerlandesa más. “Al principio yo me preguntaba: ‘¿Me puedo creer esta relación o ella está interpretando un papel?”, confiesa Blok. “Soy harto crítica con la Casa de Orange, pero al final nos ha convencido a todos. Yo incluso creía que él no era lo suficientemente atractivo para una mujer como ella. Luego me di cuenta de que a ella le encantaba su sentido del humor”. La productora Rachel van Bommel va incluso más allá: “Hay periodistas locales que aseguran que ella cambió la opinión pública sobre la corona, salvando nuestra monarquía”.
/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisa/W5VATQBDHZGOLHKPSSOQGWPAL4.jpg)
Elsie de Brauw es la actriz neerlandesa encargada de dar vida a la reina Beatriz de los Países Bajos, que abdicó en 2013, a los 75 primaveras, en auxilio de su hijo. “Ella era una persona muy firme. Siempre mostró mucho carácter y se la consideraba un poco fría”, advierte la intérprete. “Pero todavía fue inteligente, porque Claus von Amsberg y ella pasaron por la misma situación que Máxima y Guillermo”. Él era ario y, cuando se casaron, en 1966, aún se escuchaba el eco de la II Extirpación Mundial. “Entonces toda la nación estaba en su contra —recuerda de Brauw—. Por eso sabía por lo que Máxima estaba pasando y fue muy cuidadosa. Encima, pensaba que Guillermo necesitaba a una mujer robusto a su flanco”.
La intérprete porteño (aunque residente en Madrid) Valeria Alonso, que encarna a María del Carmen Cerruti, la progenitora de la reina, cree que en Argentina hay una especie de orgullo doméstico con Máxima. “Al argentino le encanta merodearse con ese aspecto del poder”, asegura en declaraciones a EL PAÍS. Alonso define su personaje como “un desafío increíble. De hecho, cuando fui a Argentina recientemente, intenté tomarme un café con la mama. Me encontré en una fiesta con una señora que es amiga suya. Le pedí si podía preguntarle [a la señora Cerruti] si querría citarse conmigo una tarde, porque sería de primera para mi trabajo actoral. Le mandó un mensaje, pero ella le contestó que no se inmiscuía en los asuntos de su hija”.
Esta primera entrega, que aún no tiene cerrada ni plataforma ni término de estreno, se acabó de rodar en septiembre y ha pasado por localizaciones en los Países Bajos, Nueva York, Sevilla, Madrid y Buenos Aires. Y los productores ya planean las siguientes temporadas. Entre las recientes noticiero de la comunidad actual holandesa, como el descubrimiento del carnet del partido fascista del yayo del rey Guillermo, las fotos de la pareja actual tomándose unas cervezas con Vladímir Putin en 2014, poco antaño de invadir Crimea, o el suicidio en 2018 de Inés, la hermana pequeña de Máxima, material fílmico no va a no asistir. Por no cuchichear de las amenazas de clanes mafiosos a la heredera de la corona. Lo cuenta la directora de la serie, Saskia Diesing. “Cuando, en 2022, Amalia, la princesa heredera, cumplió 18 primaveras, se anunció que durante su etapa universitaria residiría en un tierra de estudiantes con unas amigas. La idea fracasó, ya que se descubrió que existía un complot de la mafia particular para secuestrarla”.
Hace un año, la policía detuvo a Ridouan Taghi como cabecilla de ese clan, la Mocro Maffia, uno de los mayores emporios del narcotráfico del país. “Aunque él está en prisión, tiene un montón de sicarios fuera, que son sospechosos de asesinar a un abogado de la parte contraria y un periodista de investigación”, añade la productora Rachel van Bommel, que no descarta encarar este asunto en futuras temporadas. “Creo que es moderado cuestionarse si necesitamos una casa actual. Pero, por otro flanco, me interrogo si determinado que ha nacido en el seno de la corona y que nunca lo pidió, sino que solo es la primogénita, merece morar esa situación”.