Cada mañana me levanto en mi casa de Chiclana y disfruto de una ducha llena de amor. Desayuno un zumito, una tostada, café y mermelada mientras comparto ese momento con mi hermana. Estos versos de la canción “Mamarracho” reflejan perfectamente el último verano de María Jiménez.
Artista, feminista, revolucionaria, deslenguada, audaz. La cantante sevillana, que demostró su humor hasta el último suspiro, falleció en la madrugada del jueves 7 de septiembre en el Hospital Infanta Luisa de Triana, donde acudió para una revisión médica y nunca salió.
María Jiménez se mudó a su pintoresco chalé de Chiclana en 2003. Después de su divorcio de Pepe Sancho un año antes, decidió que era hora de cuidar de sí misma. La casa, ubicada en la urbanización San Andrés Golf, está llena de recuerdos.
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María Jiménez en la cocina de su casa de Chiclana junto a Miguel Poveda, Pitingo y Bertín Osborne para el programa ‘Mi casa es la tuya’, de Telecinco.
En las paredes de su casa, decorada con tonos azules, se pueden ver discos de oro, retratos y fotos con sus amigos artistas como Miguel Poveda, Manuel Lombo y Joaquín Sabina. También hay detalles inspirados en Marrakech, como los gorros con plumas de pavo real que María lució en su gira del álbum “Donde más duele”, compuesto por Sabina.
María ya había visitado todos los lugares. Su refugio era su casa de Chiclana, donde disfrutaba de la compañía de su hijo Alejandro, su nuera, sus nietos y los desayunos bajo el sol. La última vez que fue vista en público fue en abril de 2022, luciendo una blusa azul estampada, pantalones color caldera y su característico labial rojo, asistiendo a un evento organizado por la empresa de vinos Tío Pepe en Sevilla.
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María Jiménez junto a su hijo Alejandro y sus nietos en el restaurante La Fontanilla, en Conil de la Frontera.
En sus últimos años, María Jiménez buscaba tranquilidad. A veces se le podía ver desayunando en el Hotel Antonio Conil, frente a los Pinares de Roche. También tenía otros lugares favoritos, como el restaurante La Fontanilla en Conil de la Frontera, donde su hijo Alejandro la llevaba a almorzar.
La Fontanilla es conocido por su vínculo con la pesca artesanal local y ofrece una increíble selección de pescados autóctonos, como el atún rojo de Las Almadrabas de Conil y Barbate, así como mariscos, verduras de la huerta y carnes. Los propietarios, Pedro y Antonio Pérez Rubio, continúan la tradición familiar de La Fontanilla. Cuando sabían que María iba a comer, le preparaban un delicioso bacalao gratinado con poca sal, tal como le gustaba a ella.
Adiós a una diva
María Jiménez en su casa de Chiclana.
María Jiménez se ha ido para siempre. La noticia fue anunciada por su único hijo, Alejandro, a través de un comunicado enviado a Europa Press. Mientras salía del tanatorio en camino al Ayuntamiento, donde se instaló la capilla ardiente, el hijo de la artista declaró: “Ha sido una gran tristeza. No esperábamos que esto sucediera tan rápido, pero al menos ella no ha sufrido. Ha tenido una muerte digna. No ha sufrido. Gracias por estar aquí”.
“Ella quería estar con sus nietos y su familia. Hace cuatro días comenzó a sentirse débil y no quería ir al médico, pero finalmente lo hicimos… dos días. Su cuerpo ya no pudo más”, dijo con determinación, mostrando la fortaleza heredada de la poderosa y eterna María Jiménez.
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