Cuán rica llegó a ser realmente la Argentina y cómo y cuándo comenzó su desplome económico

“La Argentina arrancó el siglo XX siendo el país más rico del mundo, y hoy tiene 40% de pobres y 10% de indigentes”.

Esta frase, repetida varias veces durante la campaña presidencial por el economista “ácrata” Javier Milei -el candidato más votado en las PASO- reproduce un concepto que subyace en el inconsciente de los argentinos: que el país, sumido desde hace décadas en sucesivas crisis económicas, supo alguna vez ser una superpotencia.

Son varios los motes que rememoran ese pasado famoso. El más conocido es “el troj del mundo”, una narración al poderoso maniquí agroexportador que llevó a Argentina a ser rica hace un siglo, y hoy sigue siendo su principal sustento financiero.

Igualmente está “la París de Sudamérica”, una indirecta a la bella casa de estilo europeo de la caudal argentina, que hoy desentona con la existencia de un país en el que el 56% de los niños son pobres.

Estas nostálgicas frases son memorias de una época dorada que muchos en el país idealizan. Y que algunos políticos, como Milei, prometen revivir.

“Argentina puede retornar a ser una potencia mundial”, dice una y otra vez el economista ultraliberal.

“Si aplicamos todas las reformas promercado, en los primeros 15 abriles nos podríamos parecer a Italia o Francia; en 20 abriles a Alemania; en 35 a Estados Unidos”, asegura, haciendo narración a algunos de los países con los que la nación sudamericana se codeaba a principios de siglo.

No es el primer político que ilusiona a los votantes con retornar a ese pasado próspero.

El expresidente Mauricio Macri (2015-2019) propuso en su momento convertir a Argentina en una “nueva Australia”, un país que en la primera parte del siglo XX tuvo una trayectoria económica paralela a la de Argentina, pero que logró suministrar la senda del crecimiento, poco que muchos argentinos toman como ejemplo de lo que tendría que tener hecho su nación.

Pero ¿fue efectivamente Argentina el país más rico del mundo?

Y ¿cómo pasó de estar entre las naciones más acaudaladas a ser uno de países con viejo inflación del planeta?

Argentina tiene una inflación interanual del 138%, y eliminó 13 ceros de su moneda en el final medio siglo

¿El #1?

Comparar la riqueza de distintos países es complicado, pero la mayoría de los expertos considera que la mejor forma de hacerlo es evaluar el Producto Bruto Interno por morador (PBI per cápita o PIBpc).

Transmitido que el PIB de países periféricos, como la Argentina, empezó a medirse oficialmente recién a mediados del siglo XX, los datos anteriores a ese período deben ser tomados con pinzas.

No obstante, economistas de diversas ideologías coinciden en que la fuente más confiable es la saco de datos del Plan Maddison, que utiliza diversas estadísticas económicas históricas para estimar el PIBpc desde el eclosión de la civilización.

En 2018, esa serie estadística -creada por el economista anglosajón Angus Maddison y luego mantenida, hasta la presente, por la Universidad de Groninga, en Países Bajos- estimó que Argentina había sido el país más rico del mundo en el año 1896, y que luego se mantuvo entre los más acaudalados en las primeras décadas del siglo XX.

Sin incautación, la metodología utilizada fue cuestionada por muchos historiadores económicos, llevando a la publicación de una nueva serie estadística en 2020 que le quitó la corona de #1 al país sudamericano, relegándolo al sexto puesto en 1896.

No obstante, esa tiraje -que sigue siendo la más actual- confirma que Argentina empezó el siglo XX siendo una de las naciones más ricas del mundo, una prosperidad que lo llevó a estar en el “top 10″ de naciones acaudaladas ayer de la Primera Querella Mundial (1914-18), posición de la que iría descendiendo hasta alcanzar el puesto 66 hoy.

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¿Cuán rica llegó a ser Argentina?

En 1913, ayer de que estallara la Gran Querella, el PBI per cápita argentino era de US$6.052 (a precio de dólar de 2011), según los cálculos del Plan Maddison.

Eso era menos del PBI per cápita de Estados Unidos (US$10.108), Reino Unido (US$8.212) y Australia (US$8.220).

Pero era el doble que el de su excolonizador España (US$3.067), del que se había independizado casi un siglo a espaldas, y superior al de Alemania (US$5.815), Francia (US$5.555) e Italia (US$4.057), entre otras naciones europeas.

Igualmente era muy superior al ingreso de países asiáticos que hoy dominan la heredad, como China (US$985) y Japón (US$2.431).

Pero no se trataba de un engendro regional, como muestran los índices de sus vecinos y otros países latinoamericanos como Uruguay (US$4.838), Pimiento (US$4.836), México (US$2.004) y Brasil (US$1.046).

Entonces, ¿cuándo empezó Argentina a perder su circunscripción privilegiado en el mundo y por qué?

“100 abriles de decadencia”

Si uno mira cómo evolucionó el PBI por morador en el mundo en el final siglo puede ver que la posición de Argentina en el ranking mundial fue descendiendo de modo sostenida a lo espléndido de los últimos cien abriles.

Es proponer: aunque la riqueza de todos los países -incluyendo Argentina- fue aumentando con el paso del tiempo, la nación sudamericana arrancó el siglo XX teniendo ingresos de un país rico y lentamente fue quedando cada vez más relegado en la tabla internacional.

Muchos llaman al engendro “los 100 abriles de decadencia argentina” y aseguran que este es el único ejemplo que existe de un país que pasó de ser desarrollado a estar en vías de crecimiento.

Algunos incluso usan el caso argentino para aleccionar sobre qué no hacer.

Así lo hizo la revista económica británica The Economist, que en 2014 publicó una famosa nota de portada titulada “La parábola de Argentina”, en la que explicaba “lo que otros países pueden memorizar de un siglo de debilitamiento”.

La parábola de la Argentina

El artículo apuntaba claramente a un culpable por esa caída: el peronismo, el movimiento político fundado en por Juan Domingo Perón y su esposa, Evita, que desde 1946 fue la principal fuerza que gobernó Argentina.

Según la revista de tendencia conservadora, el peronismo generó “una sucesión de populistas económicamente analfabetos” que llevaron a Argentina “a la ruina”.

Se proxenetismo de una opinión muy difundida entre los sectores liberales en el país sudamericano.

Pero ¿es verdad?

El peronismo

El economista Risueño Spotorno es el vicepresidente de la Fundación Finalidad y Sur, dedicada a temas de crecimiento, y compiló las estadísticas económicas de Argentina desde su fundación en 1810 hasta 2018.

Spotorno señaló a BBC Mundo que “los datos muestran que el crecimiento financiero argentino se empezó a frenar a partir de 1930″, cuando el país sudamericano sufrió un choque doble: los impactos de la crisis internacional, por la caída de la bolsa de Wall Street, y su primer coscorrón de Estado marcial.

No obstante, remarcó: “Está claro en los números que a partir del peronismo la cosa se empezó a complicar”.

“Argentina se pareció a una heredad desarrollada, por nivel de vida, por ingreso per cápita y por tasa de crecimiento, hasta 1946″, detalló. Es proponer: hasta la aparición de Perón.

“Ahí es cuando empieza a aparecer la inflación”, señaló, en narración al problema más persistente que ha tenido Argentina.

Si admisiblemente el país había tenido aumentos de precios ayer, aclaró, a partir de ese momento escalaron por primera vez por encima del 20%.

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¿Por qué empezó a subir la inflación? “Porque aumentó mucho el compra”, explicó el economista, quien señaló que “Argentina tenía un compra manifiesto del 8,5% del PIB y en la segunda parte de la período de 1940 aumentó al 12%”.

Sin incautación, Spotorno aclaró que muchos de los problemas que enfrentó Perón habían surgido ayer de su aparición, y se agravaron por el contexto internacional desfavorable que trajo la Segunda Querella Mundial (1939-1945).

Los países europeos a los que Argentina exportaba su agricultura retaceaban los pagos, afirmó. Y el país, que por décadas había tenido superávit primario -es proponer, más ingresos que egresos- “empezó a tener obligación en la período de 1940″.

Este agujero no podía ser resuelto -como habían hecho gobiernos anteriores- con financiación externa, igualmente por incumplimiento de la conflicto, dijo.

Pero esas limitaciones no frenaron a Perón, quien, a pesar del contexto, elevó fuertemente el compra social.

“Argentina aumentó los gastos sin poder financiarlos”, señaló Spotorno. “Perón nacionalizó el Parcialidad Central para poder imprimir monises, lo que disparó la inflación”.

Ese problema (comprar más de lo que se tiene) fue escalando con cada gobierno consecuente, explicó el economista.

Y la posibilidad que encontraron todos -ya sea emitir más monises o pedir más deuda– fue lo que llevó a que Argentina se convierta en uno de los países con más inflación y más defaults (o cesación de pagos de la deuda) en el mundo.

Los militares

Pero hay quienes sostienen que es injusto proponer que Argentina “perdió el rumbo” por incumplimiento del peronismo.

A posteriori de todo, esas potencias con las que se codeaba el país a comienzos de siglo tuvieron el beneficio del Plan Marshall, que, posteriormente de la Segunda Querella, les permitió retomar la senda del crecimiento.

En cambio, Argentina, que se había tardado en declararle la conflicto a Alemania y Japón, fue excluida de los mercados europeos.

Respecto a la inflación, recuerdan que Perón había conseguido reducirla a menos del 4% ayer de ser derrocado por un coscorrón de Estado en 1955.

Y observan que, posteriormente de ese evento, el peronismo quedó proscripto por más de 18 abriles.

Académicos como Eugenio Díaz Bonilla, economista y profesor de la George Washington University, han resaltado que si uno contrasta el trayecto financiero de Argentina con el de Australia -que sufrió los mismos embates internacionales y siquiera estuvo incluido en el Plan Marshall- puede ver que el cierto desplome del país sudamericano no ocurrió con el surgimiento del peronismo sino décadas más tarde, con la aparición del final régimen marcial, que aplicó políticas neoliberales.

“Si uno compara a uno y otro países tomando como punto de narración su distancia respecto al ingreso per cápita de Estados Unidos, ve que la relación se mantiene pareja desde 1900 hasta 1975. El cambio se da con el coscorrón de 1976″, señaló a BBC Mundo Díaz Bonilla tras la polémica que generó The Economist.

El historiador argentino Ezequiel Adamovsky concluyó lo mismo: “En los treinta abriles posteriores a 1945 la Argentina duplicó su ingreso per cápita y amplió su producto a ritmos superiores a los de EE.UU. y igualmente a los del Reino Unido, Australia o Nueva Zelanda (aunque fueron superados por los de algunos países de Europa)”, observó en una columna de opinión en El Diario AR.

“Con todos sus problemas, la heredad argentina crecía entonces a un ritmo más veloz que el de las principales potencias occidentales”, señaló.

“Es recién en 1975 que la heredad nave sufre una caída abrupta y pierde dominio por comparación no sólo con los países más avanzados, sino prácticamente con todo el mundo. Desde 1975 sí, puede decirse que el país sufre un debilitamiento”, escribió en narración a un período que estuvo signado por crisis de hiperinflación.

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Un problema de saco

Pero hay poco en lo que coinciden analistas de diversas ideologías: más allá de las culpas de gobiernos particulares, el problema de fondo que afectó a Argentina es una inestabilidad institucional que llevó a que en el siglo XX hubiera seis golpes de Estado, y que recién este año el país esté celebrando, por primera vez, 40 abriles ininterrumpidos de democracia.

Una investigación realizada por el profesor de Finanzas de la Universidad de Ljubljana Rok Spruk resaltó que esta pasión surgió desde el eclosión.

“En comparación con EE.UU., Canadá y Australia, Argentina nunca completó la transición a una democracia abierta sustentada en el Estado de derecho”, escribió Rok en un paper titulado “El promoción y la caída de Argentina”, publicado en 2019 en el Latin American Economic Review.

“Cuando los militares rompieron formalmente el orden constitucional en 1930, Argentina se embarcó en el camino de un crecimiento institucional inestable y frecuentes transiciones de ida y envés entre dictadura y democracia”.

“En circunscripción de emprender el camino en torno a un crecimiento institucional sostenido, Argentina sufrió un tumultuoso fraude electoral con una casi abrasión del sistema de controles y contrapesos que precipitó el promoción de líderes populistas”.

Spotorno dice que esa inestabilidad democrática hizo que Argentina perdiera el atractivo que había tenido a finales del siglo XIX y comienzos del XX.

“Si tenés un coscorrón de Estado cada dos por tres y se violan las instituciones obviamente las inversiones empiezan a flaquear”, señaló.

Para el economista, Argentina empezó a sufrir un debilitamiento “cuando se dejaron de respetar dos cosas: las instituciones y la básica relación entre ingresos y gastos del Estado”.

“No tener instituciones permitió a los gobiernos siempre apañarse atajos, en vez de hacer las cosas admisiblemente, y eso terminó en sucesivas crisis fiscales”.

“El país tuvo un momento de orden, entre 1860 hasta 1930, donde todos estaban enfocados para el mismo banda”, resume. “A posteriori de eso todo fue apañarse atajos y comprar de más”.

Como un péndulo

Hay un cifra más que resaltan varios expertos y que ayuda a entender la dificultad que ha tenido Argentina para extraer económicamente en el final siglo.

Y es que el país no solo ha sido un péndulo desde lo político, oscilando entre democracias y gobiernos de facto.

Igualmente ha ido y venido con sus políticas económicas, pasando -sin escalas- del nacionalismo al neoliberalismo, del proteccionismo al librado mercado, de la legitimidad a la heterodoxia… un vaivén interminable que se ha cedido incluso en distintos gobiernos de un mismo partido.

Las investigadoras Valeria Arza y Wendy Brau, del Centro de Investigaciones para la Transformación (Zenit), analizaron en 2021 “el péndulo argentino en números” -es proponer, cuántas veces viró la política económica- y encontraron que en las seis décadas entre 1955 y 2018 hubo más de 30 cambios de rumbo, de los cuales 16 fueron “cambios radicales”.

Igualmente revelaron otra evidencia de la equivocación de continuidad de la política económica argentina: “en promedio, los ministros de heredad duraron 13 meses en su cargo” durante ese período.

“El plumazo dominante de la política económica es la oscilación extrema”, sintetizó Adamovsky en la revista Anfibia.

Pocos ejemplos pueden ser tan claros de este plumazo como la conocimiento sobre el rol del Estado en la heredad que tienen los tres candidatos con más posibilidades el próximo domingo.

Sergio Massa, el tercer ministro de Finanzas del flagrante gobierno peronista, compite por la presidencia con promesas de suministrar un Estado válido, mientras que Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, promete achicarlo y Javier Milei amenaza con arrasarlo.

Por Veronica Smink, BBC News Mundo, Argentina

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By devteam