Luego de terminar de morder La vieja centinela, película producida por la plataforma Netflix, y estrenada en el año 2020, Charlize Theron tuvo que ser operada porque en una de las escenas de energía se rompió un dedo. Lo rara es que su deterioro ocurrió a las pocas semanas de nacer el rodaje, pero la oscarizada actriz aguantó hasta el final de la película, lo que conllevó problemas en los agitación de la mano, en el túnel carpiano de la muñeca y un pinzamiento muy doloroso en el hombro.
En La vieja centinela volvía a interpretar a una de esas heroínas de energía que, en los últimos tiempos, tan perfectamente ha defendido Theron en películas como Mad Max: Fury Road (2015) o Atómica (2017), y para las que la actriz debe someterse a una dura preparación física antiguamente y rodar, luego, escenas de energía complicadas. Sin incautación, y aunque no lo evidente, Charlize Theron además se hace veterano —tiene 48 primaveras— y, la propia intérprete reconoce que está haciendo las paces con todo este asuntillo de envejecer: “Lo que en realidad me molesta es que ahora hago películas de energía y, si me lesiono, tardo mucho más en recuperarme que cuando tenía 20 primaveras. Más que mi cara, desearía tener mi cuerpo de 25 primaveras, que podía tirar contra una tabique y ni siquiera lastimarme. Ahora, si no hago entrenamiento durante tres días y vuelvo al campo, no puedo caminar. No puedo ni sentarme en el baño”, ha explicado con sentido del humor en una flamante entrevista en la revista Allure.
La actriz además afirma estar en un momento de su vida y de su carrera en el que no volvería a hacer cosas que antiguamente sí hacía. En 2003, para convertirse en la asesina en serie Aileen Wuornos en la película Monster (por la que ganó el Oscar a mejor actriz) tuvo que engordar 14 kilos. En 2018, para interpretar a una mujer grávida en la película Tully, engordó 20 kilos. Entre una y otra habían pasado 15 primaveras, y la actriz lo notó: “No volveré a hacer una película y afirmar: ‘Sí, gané 20 kilos’. Nunca volveré a hacerlo porque ya no puedes quitártelos”, confiesa Theron en la entrevista. “Cuando tenía 27 primaveras, hice Monster. Perdí lo que había yeguada de la tinieblas a la mañana. Me salté tres comidas y volví a mi peso ordinario. Luego, a los 43, lo hice para Tully, y retentiva que un año luego de intentar perder todo aquel peso llamé a mi médico y le dije: ‘Creo que me estoy muriendo porque no puedo desmontar de peso’. Y él me dijo: ‘Tienes más de 40 primaveras. Cálmate. Tu asimilación ya no es el que era’. Nadie quiere escuchar eso”, afirma ahora la actriz.

Charlize Theron reconoce que incluso hoy, en la era del body positivity, “estas cosas siguen siendo duras”: “Siempre me ha parecido muy gratis cuando, luego de obtener peso para una película, he tenido que asistir a una estera roja”. La actriz cuenta que entonces flama a su estilista, que siempre suele entrar en pánico: “La llamo y digo: ‘Oye, estoy haciendo esta película sobre la depresión posparto y he yeguada como 20 kilos. Y ella dice: ‘¡Oh, dios mío! ¡Todopoderoso mío! ¿Y cómo voy a vestirte?’. Me ha puesto muchos blazers por encima”.
Como en cualquier parte, en Hollywood además existe una doble vara de calibrar a hombres y a mujeres, y eso es poco que la actriz parece tener muy presente en lo que respecta al tema de la etapa: “Siempre he tenido problemas con eso de que los hombres envejecen como ‘un buen caldo’ y las mujeres no”, dice la intérprete. “Desprecio ese concepto y quiero batallar contra él, pero además creo que las mujeres deben poder envejecer de la forma que les parezca adecuada. Creo que debemos ser un poco más empáticos con la forma en que todos atravesamos nuestro delirio. Mi experiencia de tener que ver mi cara en un cartel publicitario es conveniente divertida ahora”, explica la actriz, que lleva desde 2004 siendo la imagen del perfume J’Adore de Dior, y, por consiguiente, ha podido ver el paso de sus primaveras a través de las marquesinas.
El cómputo extremo al que se han enfrentado numerosas actrices por sus cambios físicos a lo dadivoso de sus carreras, y que han afectado a mujeres como Renée Zellweger o Demi Moore, además ha formado parte de la vida de Charlize Theron. Ella, sin incautación, se lo toma con filosofía: “Mi cara está cambiando y me encanta que mi cara esté cambiando y envejeciendo”, afirma. “La masa piensa que me he hecho un lifting. Dicen: ‘¿Qué se hizo en la cara?’. Yo digo: ‘¡Perra, estoy envejeciendo!’. No significa que me haya hecho una mala cirugía plástica. Esto es amoldonado lo que sucede”.
La intérprete, que es origen soltera y tiene dos hijas, Jackson, a quien adoptó en 2012, y a August, adoptada en 2015, afirma que convertirse en origen le ha hecho más consciente del paso del tiempo y de la etapa, además la han hecho más responsable. Cuenta que de sus hijas aprende cada día, además en este asunto de hacerse veterano: “Ellas no tienen el mismo concepto sobre la etapa que tenemos nosotros. Ellas ven a determinado, les gusta lo que lleva puesto o piensan que es una persona guapa… y les da igual si esa persona tiene 20 primaveras o 60. Adoro eso. Ojalá pueda mantenerlo cuando crezcan”.