“Un inclinación a veces clandestino, escondido, incomprensible para muchos antiguamente de imponerse”. Con estas líneas definía su historia de inclinación Emmanuel Macron en sus memorias, tituladas Revolución (Los libros del sagaz, 2017). Una historia de inclinación a quien el presidente de Francia otorgaba el poder de tener definido su vida y su carrera política o, en otras palabras, el poder de haberle convertido en el hombre que es hoy. Los Macron ya decidieron contar su historia, antiguamente de que la contasen otros, en un documental emitido por France 3 y titulado Brigitte Macron, un roman français (Brigitte Macron, un romance francés), donde podían hallarse incluso imágenes de su boda. Porque la historia tiene miga: Macron tenía 15 primaveras cuando se enamoró de su profesora de Teatro, Brigitte Auzière, una mujer casada, de 40 primaveras, y con tres hijos. Su hija mediana, Laurence, era la compañera de clase del hoy presidente de Francia en la escuela jesuita Providence en Amiens, al ártico de Francia, que en aquella época contaba con poco más de 130.000 habitantes. Ahora Brigitte, ya apellidada Macron, tiene 70 primaveras —él, 45— y acaba de conceder una entrevista en Paris Match en la que da detalles sobre su relación.
“Estaba hecha un lío”, confiesa la exprofesora y ahora primera dama francesa, “mi padre acababa de expirar, y interiormente de mí había un huracán”. El huracán tenía 15 primaveras, la etapa de consentimiento en Francia, y cuando su relación floreció, mientras trabajan juntos en la obra El arte de la comedia, de Eduardo De Filippo, se armó un escándalo. Con destino a el final de aquel año escolar de 1993-1994, Emmanuel Macron, de entonces 16 primaveras, ya había patente su inclinación. Sus padres, dos médicos respetables que se opusieron a la relación, decidieron mandarle a estudiar a París. “Para mí, un pequeño tan pollo era poco aterrador. Emmanuel tuvo que partir alrededor de París. Me dije a mí misma que se enamoraría de alguno de su etapa. No sucedió”, confiesa ahora su esposa.
Brigitte dejó de dar clases de Teatro. Todavía se separó en 1994 de su entonces marido, André-Louis Auzière. André-Louis y Brigitte se habían casado el 22 de junio de 1974 en Le Touquet, una monopolio población costera en el ártico de Francia donde la burguesía de Amiens tiene sus segundas residencias. Ella pertenecía a una clan ilustre y acertadamente posicionada, los Trogneux, propietarios de Maison Jean Trogneux, la chocolatería más famosa de la región. André-Louis, por su parte, era hijo de un funcionario, y se dedicaba a la banca. De ese nupcias nacerían tres hijos: Sébastien en 1975, Laurence en 1977 y Tiphaine en 1984. “El único obstáculo eran mis hijos”, confiesa ahora a Paris Match. “Me tomé el tiempo necesario para no arruinarles la vida. Aquello duró 10 primaveras. Puedes imaginar lo que estaban escuchando. Pero, por otro flanco, no quería perderme mi vida”. Poco similar confesó hace primaveras a la revista Elle: “Las separaciones siempre causan desperfectos. Los hijos suelen sufrir”, pero añadía; “Si no hubiese tomado esta valor, habría pasado de dadivoso de mi vida”. En el documental emitido por la televisión francesa, cuentan que Brigitte y Emmanuel mantuvieron el contacto, y que podían cuchichear por teléfono durante horas, mientras él estaba en la renta francesa. En aquel extrañamiento forzado, Macron le hace una promesa a su amada que ya forma parte de la historia moderna de Francia: “Volveré y me casaré con usted”.
“No sé cómo habrían reaccionado en presencia de nuestro nupcias mis padres, que fueron maniquí de fidelidad y buena educación”, confiesa ahora Brigitte Macron, cuya origen, Simone Trogneux, murió en 1996, a las puertas del escándalo. Quizás no hubiesen reaccionado tan a la tremenda como los padres de Emmanuel Macron. En la entrevista, confiesa que sus hermanos mayores solían bromear sobre el escándalo sin pudor alguno, diciendo: “Papá, allá en lo alto [en el cielo]. Echa un vistazo al Paris Match”. Brigitte se divorció oficialmente de su marido André-Louis Auzière en el año 2006 y, un año más tarde, se casó con Emmanuel Macron. André-Louis Auzière falleció en 2020 y nunca concedió una entrevista.

“No hay un solo día que no me sorprenda”, explica Brigitte sobre su consorte “Nunca había pasado análogo capacidad intelectual. Tuve muchos alumnos brillantes y nadie tenía sus capacidades. Siempre lo he admirado”. La pareja, según confiesa la primera dama, intenta soportar una vida hogareña lo más tranquila posible. Dice que siempre le prepara el desayuno a Macron, a veces asimismo la cena.
Brigitte Macron rara vez palabra de su vida privada y concede muy pocas entrevistas. “He aprendido a no cuchichear abiertamente de cualquier cosa, en cualquier área y en cualquier momento, lo que para mí constituye un esfuerzo colosal, porque hablo mucho. Todo lo que digo, o lo que no digo, puede ser recogido e interpretado”, contaba en una entrevista con Madame Figaro. Todavía es cierto que su discreta presencia al flanco de Macron ya es toda una exposición de intenciones. Su relación con el presidente, no obstante, sí que ha sido utilizada en campaña y en momentos secreto de su carrera política. La construcción del relato, especialmente en política, siempre es importante y, en este caso, una relación de 25 primaveras de diferencia siempre aparece como metáfora de la capacidad de Macron para romper las convenciones.